Cara y mascara de Gutiérrez-Solana
Este libro, que ha llegado a manos de los lectores con un retraso ajeno a la voluntad de sus autores, ha quedado expuesto a un natural riesgo, por esta demora en publicarse. Para quienes conocían la existencia del original, terminado en fecha muy anterior a su aparición en las librerías, instintivamente se produce una agudización de la lectura critica, que le hacen quedar sujeto a una posible defraudación para quien se acerca a él. Pues bien, tenemos que declarar abiertamente, desde el primer momento, y con la mayor satisfacción, que lo que pudo ser un hándicap para su aceptación por parte del público, se ha convertido precisamente en lo contrario. La espera, que por otra parte añade emoción a lo esperado, si tarda, aquí se ha visto compensada, porque el libro de Benito Madariaga y Celia Valbuena en torno a la figura del genial pintor, proporciona un auténtico gozo. A pesar de la aridez con que forzosamente se ven sus autores obligados a presentar algunos de los temas que tratan en ciertos capítulos, no pierden sus páginas frescura y la lectura se hace agradable en todo momento, y hasta nos atreveríamos a decir que alcanza en ocasiones un encanto que no es fácil conseguir en obras de este tipo, en las que se da preferencia a lo riguroso sobre lo brillante.
Nada escapa a la visión del mundo solanesco que nos ofrecen sus autores: antecedentes familiares rastreados con paciencia y sabiduría; ambiente que a lo largo de su vida rodeó al pintor configurando en cierta manera su personalidad y su arte; exposiciones realizadas, obra literaria y, sobre todo, un agudo estudio psicológico sobre Solana, basado en concienzudas bases científicas, que harán de este libro uno de los fundamentales en la bibliografía solanesca.
Pero no se han detenido aquí los autores, en una exposición rigurosa de sus puntos de vista en las diversas y singulares facetas del pintor, sino que han llevado su labor hasta los límites más exigentes, ofreciéndonos también un epistolario inédito de gran interés y Una bibliografía verdaderamente exhaustiva.
Tenemos que congratularnos de que las dos obras más recientes sobre José Gutiérrez-Solana, las dos plenas de aciertos, hayan salido de «talleres» montañeses: la de Rodríguez Alcalde, en 1974, y ahora esta de Benito Madariaga y Celia Valbuena, meritorias una y otra, no sólo por el esfuerzo realizado por sus autores en busca de nuevas y valiosas pistas sobre la vida y la obra del pintor, sino muy preferentemente por la originalidad y el acierto en la exposición de sus teorías.
Publicado en:
El diario Alerta, el 28 de octubre de 1976
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