RAFAEL ALBERTI EN TORRELAVEGA
La muerte de Rafael Alberti nos ha cogido a todos “por mitad del pecho”; si bien es cierto que su edad ya no permitía muchas alegrías. Los recuerdos y los versos del gran poeta se han agolpado en estos momentos finales en la memoria de quienes los seguimos apasionadamente. En Torrelavega, como en muchos puntos de la geografía mundial también había dejado su huella el poeta. El poeta y el amigo, porque en ambas direcciones se mostraba su presencia. Una huella corta pero inolvidable en nuestro pueblo para quienes tuvieron la dicha de disfrutar de su presencia.
Los hombres de mí generación llegamos demasiado jóvenes al encuentro, pero los comentarios y ciertos documentos que nos han llegado por parte de quienes tuvieron la fortuna de conocerle personalmente, han contribuido a que pudiéramos sentirnos a su lado con la distancia de los años.
Rafael Alberti había venido, por primera vez el año 1924, a la Casona de Tudanca, de la que era magnífico señor don José María de Cossío y repitió visita en 1928. Son de esta última fecha los hechos de los que puedo hacer memoria, gracias a la amabilidad de quien fue figura imprescindible en la cultura local de esos años, Pedro Lorenzo Molleda. Alberti y José María de Cossío habían sido huéspedes en su casa de Torrelavega y el 5 de mayo escribió Alberti a Pedro Lorenzo desde Tudanca agradeciéndole las atenciones recibidas: “Querido Pedro: Terminado el exquisito y maravilloso moka con que nos obsequió Evelina (sic) Se refería a Avelina, la mujer de Lorenzo te escribimos para darle y darte las gracias. No se me olvidará así como así. Ha derrotado tu mujer a todas las monjas dulceras de España. A las de Segovia, Ávila, Granada, Sevilla ... Yo, naturalmente le arrebaté a José María parte de su parte. Comí más que él. Y tuvo que resignarse humildemente, cosa que le es bien fácil, ya que su ideal es del más puro ascetismo. Gracias dobles doy yo a la autora del dulce”.
En párrafo siguiente habla de Torrelavega: “Nos acordamos de nuestros días en Torrelavega. Yo, galleando con las chicas. Torrelavega nos ha cogido por la mitad del pecho. A mí por lo menos. Me acuerdo de esas muchachitas tan preciosísimas que sentadas ante mí, escuchaban mis canciones de mar y de tierra. ¡Qué prodigio de niñas. Me estoy muriendo por todas. Así, muriéndome-por-todas. Viviría en tu pueblo. Da gloria pasear bajo los soportales de su plaza; una delicia! Hay gracia verdadera y, sobre todo, simpatía y no se qué aire caliente que le atraviesa a uno de parte a parte”.
Era un comentario que surgía de la pluma del poeta después de un recital que dio de sus poemas, en el local de un cine en el que leyó versos de Marinero en tierra y de La amante.
Alberti y Cossío, con otros amigos, comieron entonces en el caserío que poseía en Tanos el doctor don Bernardo Velarde, del que también fue huésped, en dos ocasiones, don Miguel de Unamuno.
Una segunda carta lleva fecha 1 de junio de 1928. En uno de sus párrafos vuelve a hablar de Torrelavega: “¿Qué pasa en Torrelavega? ¿Y todas mis amadas? Ahora escribo poco”. En renglones siguientes alude a la Oda a Platko. “En Santander, por lo visto, ha levantado las iras de algún que otro limpiabotas. Mejor, que se fastidien”.
Se refería aquí al poema que dedicó a Platko, el portero del equipo de fútbol del Barcelona, en el que también hay una participación de nuestro pueblo, de la mano del vecino Jesús Bilbao, hombre famoso por su ingenio, quien después de que el portero volviera al campo tras ser curado de un accidente del juego, con la cabeza envuelta en vendajes ensangrentados, exclamó, dirigiéndose al poeta: “Rafael: eso solo lo podéis cantar Homero y tu”.
Publicado en El Diario Montañés, el 2 de noviembre de1999
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