Nos unimos al merecido homenaje a don Demetrio Cascón que le dedica el Instituto Marqués de Santillana
El maestro Demetrio Cascón
En el confuso mundo actual de la pintura, en cuya cazuela está entrando más gato que liebre, y que no lleva camino de alcanzar la serenidad necesaria, bueno es tener la suerte de encontrarse alguna vez ante la honestidad, condición tan escasa en esta actividad humana. El arte de Demetrio Cascón, es una de esas rara avis que existen para confirmación de nuestro enunciado. Y es honesto, de manera fundamental, porque su autor está volcado, desde hace muchos años, en la noble tarea de enseñar; es, por tanto, la suya, la obra de un Maestro, en la que se aprecian medios técnicos y tratamientos dispares, que son el resultado de una sincera indagación, en la que ha pesado tanto la propia inquietud como la hermosa ilusión de ofrecer sus hallazgos a los demás. Porque Cascón es un Maestro, y ya sabemos lo que esto significa. Un Maestro que ha tenido abiertas todas las ventanas para exhibir sus realizaciones, pero que ha preferido para ellas la mejor proyección: ponerlas al alcance de sus alumnos. No hay egoísmo en esta pintura llena de caudales de entrega. Ha huido de la exposición ruidosa para refugiarse en el campo silencioso e imperecedero de la enseñanza.
De su labor como artista hablarán siempre sus obras, que están ahí para eso, para poner ante los ojos de los visitantes la evidencia de su capacidad, que es mucha, y de su dominio de la técnica, que en él no tiene limites. Pero del Maestro Cascón, del profesor de generaciones, hay tanto que decir como de su pintura; yo me atrevería a asegurar que más, aun a riesgo de que alguien con malas entendederas no lo comprenda.
Dejemos hoy a un lado las expresiones estereotipadas que parece debieran usarse; vamos a no hablar ni de nueva figuración, ni de constructivismo, ni de neorealismo, ni de tantas y tantas otras expresiones con pretensiones definidoras, que en la mayor parte de las ocasiones no hacen más que encubrir cosas para las que no hay nombre de pila. Por una vez cataloguemos al expositor con un nombre común: llamémosle nada más (y nada menos), que Maestro.
Publicado en:
Catalogo de la exposición en la Sala de Arte Espi. Torrelavega. 9-27 de Febrero de 1976
Insertado en el libro: Torrelavega. Érase una vez el arte… los artistas y el mundo que les rodea. Editado por el Ayuntamiento de Torrelavega 1999
No hay comentarios:
Publicar un comentario