Las primeras colaboraciones literarias
de los jóvenes valores montañeses de “Proel”
En alerta, allá por los años 1944-45
Antes de que el primer número de “Proel” saliera a la calle, en abril de 1944, un grupo de los colaboradores primeros de la revista ya había empezado a escribir en el diario ALERTA. Su director, Francisco de Cáceres, les había abierto las puertas de par en par y allí fueron afinando su pluma y resolviendo, por lo menos, el gasto mensual de tabaco, que entonces era un problema importante. Bien es verdad que las cajas del diario no podían ser muy pródigas a la hora de pagar las colaboraciones, pero aquello presentaba el encanto de ser el primer dinero ganado con la «literatura»; la edad de los firmantes les hacía sentirse halagados y les proporcionaba hasta una pequeña vanidad, casi infantil, que exhibían con algún orgullo por el Paseo de Pereda. Ya era importante el ver impresos los juveniles versos, pero “Proel” como toda revista de este género, era minoritaria en cuanto a lectores y lo que realmente les estaba proporcionando “autoridad” de literatos, ante el público espeso y municipal, era su colaboración en este periódico.
ENRIQUE SORDO
El primero que se lanzó a la aventura en ALERTA (me estoy refiriendo a los años 1944 y 1945), fue Enrique Sordo. El 6 de mayo de 1944 aparecía un artículo suyo con el título de «Al margen de la crítica: Pancho Cossío o la inquietud». Su autor tenía 22 años y el mismo enunciado del trabajo (“Al margen de la critica ...”), evidenciaba fuertes resonancias intelectuales. Sordo fue el más asiduo en esta labor, que alternaba con una dedicación entusiasta a «Proel». El mismo mes de mayo publica ALERTA con su firma un comentario a la poesía de Adriano del Valle (“De la poesía de Adriano: El soneto, la manoletina y las libélulas”) que por su largo y rocambolesco título, dice ya bastante de su contenido. Desde su puesto de miembro del Frente de Juventudes, hace frecuentes escapadas a lo “político”, y así encontramos trabajos como “La naturaleza y la Falange: el diario de un montañero”, “Cauces de una política española”, “El problema sucesorio”, “El hombre español y sus libertades”, “Una ley para todos”, etc., de los que algunos figuraban como el artículo editorial del periódico, pero princiopa1sus escritos iban dando cuenta de las lecturas que le atraía entonces, que eran más o menos también las de sus compañeros de equipo. Aparte de algún artículo con visos de ensayo, como «Tierra y amor: Aleixandre», «Una lección de historia: Ya conocemos al Japón, sin leyendas y sin mitos», «España descubierta ante el mundo»... Enrique Sordo se dedicaría en ALERTA en estos dos primeros años de la vida de “Proel”, a comentar los libros que iban apareciendo en los escaparates de las librerías, principalmente las novelas extranjeras: «E1 río salvaje». «La vida privada de Enrique VIII», de M. Baring; «Canguro», de D. H. Lawrence; «La casa de las muñecas», de K. Mansfield; «La baronesa», de E. Wiechert; «Cristina», de C. Houghton; «Algo flota sobre ,el agua», de L. Zilahy; «Los que vivimos», de Ayn Rand; «Si la luna me trae fortuna», de A. Campanile, títulos todos que nos sirven para conocer la bibliografía que los hombres de aquella generación manejábamos en una capital de provincias en estos años, a los que habría que añadir, para completar la lista, los que otras firmas glosaron entonces en el propio periódico, algunas también, de “Proel”, como veremos enseguida.
Para estas lecturas, siempre estaba abierta para los amigos la nutridísima biblioteca de Leopoldo Rodríguez Alcalde y la de Ignacio Romero Raizábal. Sordo escribió asimismo sobre libros de poesía que iban llegando a Santander, como los "Ensayos sobre poesía española" de Dámaso Alonso, o los "Versos de un huésped de Luisa Esteban», de José García Nieto.
GUILLERMO ORTIZ
Guillermo Ortiz, otro proelista de la primera hora, se estrenó en ALERTA e1 26 de septiembre de 1944, con una recensión del libro "TU y YO" de P. Geraldy, y sus trabajos siguientes, tanto de crítica de libros, como artículos propiamente dichos, tenían una frecuente orientación; así, “La mujer fantasma”, de W. Irish; “Radium”, de R. Brungrabers; “Asía misteriosa”, de F. Prokosch; “Muchos son los llamados”, de H. Horter.
Entre sus artículos destacarían: “Luisa Férida, fusilada”, “¿Pudo el hombre pez de Liérganes nadar desde Bilbao a Cádiz”, “El espiritismo es ya casi centenario” y “Hoy, 13, y martes", alternándolos con trabajos de variada especie, cómo “El postismo”, “Retrato de un poeta” (sobre un retrato de Vicente Aleixandre hecho por José Luis Hidalgo) y “Ha muerto ÚNO», sobre la muerte de Solana. Pero quizás el camino más conocido por Guillermo Ortiz era el del cine y a él dedicó muchos días y muchas noches de estos primeros años de “Proel” que quedaron reflejados, inicialmente, en el articulo “El premio de cinematografía de Hollywood a un film propaganda católica” y en “Cuando el cine se va al frente”, “Decadencia del cine” y “El cine, la inocentada de mayor éxito en la historia del mundo”.
MARCELO ARROITA -JÁUREGUI
Can este mismo tema del cine empieza su colaboración en ALERTA, otro de los colaboradores primeros de “Proel”, Marcelo Arroita-Jáuregui, que el 31 de diciembre de 1944 publica “Panorama del cine en 1944”. Al mes siguiente hace un comentario sobre el libro de Ricardo Gullón, «Vida de Pereda», en el que destaca la aportación del autor a la resurrección del Santander perediano. Arroita también tomó parte, con sus recensiones, en la labor de completar la lista de los libros que circulaban por Santander, escribiendo afortunadas notas sobre "Así era Ivor Trent", de C. Hughton; «Metamorfosis», de F. Kafka; "Voz de la muerte", el segundo libro de poesía publicado por José Luis Cano, y un ensayo sobre «La poesía española en la poesía europea de la postguerra».
Arroita, como Sordo, también pertenecía al Frente de Juventudes y desde esta postura, política publicó en ALERTA artículos como «El Estado español frente a la tiranía», «Franco y la unidad de España», «Sobre la libertad humana» y «La rosa en la piedra». Otros trabajos de Arroita-Jáuregui de estos años 1944 y 1945 a que me vengo refiriendo, dignos de destacarse de las páginas de este periódico, fueron los que tuvieron como título "En torno a José Gutiérrez Solana" y "El pasaje y la poesía: un libro de Enrique Sordo", terminando el año metido en una polémica nacional, en relación con la representación del personaje Don Juan Tenorio por una figura femenina y un artículo más o menos burlesco, "Hoy sale, hoy. Reflexiones de un próximo millonario".
JOSE LUIS HIDALGO Y OTROS
El 18 de septiembre de 1945 encontramos la primera colaboración de José Luis Hidalgo con el título “La poesía de Alejandro Nieto” es critico con motivo de cumplirse el quince aniversario de la muerte de “Amadís” y todavía, antes de marchar para Valencia, donde caería enfermo de muerte, aparecerían en ALERTA "Elogio de la sequía», «El sentido religioso en la obra de Gabriela Mistral », «Dumbo, psicoanálisis», «Sert, el barroco» y «Obra y muerte de Manuel llano».
Ya casi finalizado el año1945 (el 27 de noviembre), publica Leopoldo Rodríguez Alcalde «La literatura francesa durante el último lustro». Con este trabajo se inicia en las páginas del diario y desde entonces su firma ha sido habitual en el periódico. A este trabajo seguirían otros como «El anticolaboracionismo literario no tiene en Hungría un tono violento» y «Una enorme floración poética es el hecho relevante del año literario», pero en esta primera época de sus colaboraciones era más frecuente encontrar escritos que arrancaban de un fondo histórico, como «El sino trágico de los Habsburgos» o «Hubo también un Lawrence femenino».
De otros colaboradores de “Proel”, como Julio Maruri, salió en ALERTA del 26 de diciembre de 1945 un delicado artículo con el título “El villancico”, y de Luis Reina Huerta, «Luz y espíritu en la poesía de Bernardo Casanueva» y «24 de noviembre. San Juan de la Cruz».
EL «SALONCILLO DE “ALERTA”»
Las relaciones de los hombres de "Proel" con el diario ALERTA en los dos años a que me vengo, refiriendo, no se limitaron a estas colaboraciones, frecuentes y siempre llenas de interés, como hemos visto. Cáceres preparó en el domicilio del periódico del viejo chalet de la calle de Santa Lucía un pequeño salón para reuniones y exposiciones, que fueron acaparadas casi íntegramente por los proelistas. En este local. que fue bautizado con el nombre de «Saloncillo de ALERTA», el 5 de abril de 1945 dio a conocer Enrique Sordo su libro «Semilla de ensueños». El 25 de mayo le tocó el turno a Julio Maruri, que leyó una selección de «Las aves y los niños», el libro que más tarde publicaría “Proel” en sus cuidadas ediciones, y a los pocos días, el 29 del mismo mes, Marcelo Arroita-Jáuregui ocupó la «tribuna» del saloncillo con versos de su libro inédito «Cancionero en Durango». Cerró la serie de este año 1945 Leopoldo Rodríguez Alcalde, el 21 de septiembre, que recitó una muestra escogida de su amplia producción poética. Todavía, antes de terminar 1945, fue habilitado el salón para una exposición de José Luis Hidalgo, inaugurada el 19 de noviembre.
EL MAGISTERIO DE RICARDO GULLÓN
Esta fue la colaboración de los hombres de "Proel» con el diario ALERTA durante los años 1944 y 1945, pero antes de cerrar estas notas, se hace precisa, una observación para completarlas y volver el que esto escribe sobre lo apuntado ya en otra ocasión. La mayor parte de los libros citados más arriba fueron leídos por algunos de nosotros, a instigación de Ricardo Gullón, que ejerció en forma perfecta en aquellos años de su vida santanderina un auténtico magisterio, sobre nuestra generación y apetencias literarias.
El se ocupaba con frecuencia de la crítica, de libros en ALERTA en los años iniciales de “Proel”, en los años que todavía no estaba vinculado a la revista en la forma absoluta en que más tarde lo iba a estar […] comentario a estas […] de Gullón en este diario, se sale de nuestro propósito inicial y además merece un trabajo aparte.
Publicado en:
El diario Alerta el 24 de junio de 1973
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