Ricardo Gullón, Manuel Arce y La Isla de los Ratones
La relación inicial de Ricardo Gullón con La Isla de los Ratones hay que buscarla en el año 1945, cuando aun no había empezado la publicación de esta revista. Fue en diciembre de dicho año. Manuel Arce conoció a Gullón en la tertulia que reunía a un grupo de proelistas los domingos por la tarde en la cervecería "La Mundial". Estaba instalado este establecimiento en la calle Somorrostro, en uno de los barracones construidos para dar alojamiento provisional a los comercios que habían resultado damnificados por el incendio que sufrió Santander en febrero de 1941. Gullón, sin embargo, fija este primer encuentro en la cafetería "La Austríaca", al final del Paseo de Pereda santanderino, añadiendo que "no podía fijar con exactitud la fecha en que le conocí".
En uno o el otro lugar, la relación de los dos a partir de entonces fue frecuente. "Ricardo Gullón, cuya autoridad intelectual fue indiscutible para todos nosotros (...) aparte de hablarnos de Faulkner (...) de los novelistas ingleses o de Kafka, ejercía, con su actitud moral y cívica en una época tan difícil, un positivo magisterio". Su presencia en Santander durante los años 1941 al 1953, fecha esta última de su primer viaje a Puerto Rico como profesor en la Universidad de Río Piedras, no ha sido valorada en la magnitud que corresponde. De su "actitud moral y cívica en una época tan difícil", habla Manuel Arce en la referencia citada en líneas anteriores. Amigos y algunas entidades, pocas, han aprovechado ciertas efemérides para destacar cualidades suyas, así como el impulso que proporcionó, con inteligencia y decidido apoyo, a todo lo que se relacionaba con la vida cultural en la ciudad. Proyectó interesantes iniciativas que dieron lugar a la puesta en marcha de arriesgadas empresas literarias y artísticas. Su hombría de bien apartaba de la mente de todos cualquier tipo de recelo o de suspicacias.
La aparición del primer número de La Isla en mayo de 1948 estuvo alejado dos años y medio de aquel encuentro. Hay que recordar que se venía publicando en Santander la revista Proel, dedicada de manera casi absoluta a la poesía, pero en la que hasta entonces no habían visto la luz en sus páginas los versos de algunos jóvenes poetas locales. Por otra parte, en aquellos momentos, Proel había ido distanciando la aparición de sus números hasta carecer de periodicidad fija. "Llegaba además gente joven que quería colaborar y no podía hacerlo. Esta fue otra de las razones que movieron a la creación de La Isla de los Ratones, con el fin de hacer lo que nos diera la gana".
Las buenas relaciones entre las personas que "gobernaban" Proel y las que con Arce empezaban La Isla, no se vieron enturbiadas inicialmente, pero la separación de Proel de dos de sus fundadores, Carlos Nieto y Carlos Salomón, en el verano de 1944, acentuó las distancias, según recordaría Arce años más tarde: "Empezó a financiarla Joaquín Reguera Sevilla, que era el gobernador civil y pasó a ser una publicación oficial. Por esta razón se separaron del grupo Carlos Nieto y Carlos Salomón” Arturo del Villar escribió en La Estafeta literaria: "Manuel Arce, más joven que ellos [alude a los colaboradores de Proel], encontró la revista transformada y pensó editar por su cuenta otra revista que fuera solo de poesía".
Arce había publicado en el número 4 de Proel, agosto 1947, una serie de poemas y en el número primero de La Isla colaboraron María Teresa de Huidobro, José Hierro y Carlos Salomón que lo hacían también en Proel. Lo entendí siempre como un intento de Ricardo Gullón por aglutinar ambas aventuras editoriales, dada su ascendencia sobre aquellos jóvenes. En la conferencia que pronunció en la Fundación Botín el 8 de agosto de 1989 dijo de Arce y su labor cultural: "Bien estaban El Viento Sur, la serie de escritores montañeses, los valiosísimos proelescos, las colecciones Cantalapiedra y Tito Hombre; pero bien venida fue La Isla por la amplitud de criterio de su director, que facilitó la incorporación a la revista y a los primeros volúmenes que no tardaron en acompañarla, de una vasta nómina de escritores españoles y de ultrapuertos..."
La firma de Ricardo Gullón apareció en La Isla solamente en el número 18, del año 1953. Se trataba de un trabajo critico sobre la pintura de Benjamín Palencia. En la brillante colección de libros que inició Arce en enero de 1949 bajo el mismo nombre de su revista, publicó dos trabajos de Gullón: Balance del surrealismo, año 1961 y Las secretas galerías de Antonio Machado, en 1967.
De la buena relación de Arce con Gullón nos quedó otra muestra, antes de que marchara éste a Puerto Rico, cuando Arce decidió dar carpetazo a la publicación La Isla de los Ratones y abrió una galería de arte en el verano de 1952. En los primeros pasos volvió a contar con su presencia, a quien encargó de prologar el catálogo de la exposición con que se abrió la galería, en la que se presentaba la obra de Benjamín Palencia. Gullón, y también Pablo Beltrán de Heredia, estuvieron al lado de Arce en aquellos e inciertos momentos de la creación de Galería Sur, nombre con el que la bautizó su propietario..
Publicado en
El Diario Montañés, 27 de Marzo de 1998
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