Hoy, día de la Patrona, traemos un escrito publicado en 1969, en donde Aurelio García Cantalapiedra une sus dos pasiones: por un lado; su pueblo natal, Torrelavega; y por otro, la literatura.
Para una antología literaria de Torrelavega
Cuando a lo largo de nuestras lecturas nos hemos encontrado con el nombre de Torrelavega en los libros, artículos periodísticos o poemas, de escritores famosos, hemos sentido una especie de vanidad colectiva; un tanto pueblerina, si ustedes quieren, pero no hemos podido evitarlo. Ya. sabemos que, en la mayor parte de los casos, no pasa de ser un comentario que sólo se queda en eso, en una frase, en una página o en una estrofa, pero nuestro amor por las cosas del pueblo, por mínimas que estas sean, en aquel momento se siente sacudido y vibra y se transforma en un eco que nos gustaría que se extendiera por todo el valle. Queremos aprovechar hoy las fiestas patronales para voltear alguna de estas citas literarias con las campanas que anuncian el comienzo de 1as fiestas.
Empecemos por José María de Pereda, Pérez Galdós y Amós de Escalante, que son las primeras referencias en el tiempo que tenemos. Los dos primeros llevaron la ficción del relato en sus novelas hasta modificar un tanto la geografía sobre la que le basaban, pero sin llegar a límites que no nos permitan identificarlo. Así, en la obra de Pereda. "Al primer vuelo" nos encontramos una descripción de Torrelavega que el autor enmascara con cosas de otras localidades y a la que dio el nombre de Villavieja. De "Marianela ", de Galdós nos quedaría el nombre de Villamojada con el que bautizó este ilustre escritor a nuestra villa.
Amós de Escalante, consciente de su localismo, llama a las dos cosas por su nombre y en "Costas y Montañas" hace una descripción de nuestro abigarrado y sonoro mercado de la que entresacamos estas líneas:
"Así es el cuadro que la plaza ofrece: colmada, henchida, intransitable de curiosos, chalanes, baratillos, tiendas y puestos de géneros".
Más tarde, otro escritor montañés, perista insigne, José del Río Sainz, un día de 1928, inicia su columna diaria de "La Atalaya" con estos renglones:
"En este domingo de Torrelavega, los dos motivos montañeses, el pintoresco y el emocional, se dan plenamente: hay feria y hay lluvia".
Y a continuación nos ofrece una bella página del ferial y sus tratantes.
José María de Cossío en "Rutas literarias de la Montaña", hace referencia a Torre1avega y dedica unas páginas al poeta José Luis Hidalgo:
"Y yo me acuerdo de él, de su simpatía y su agudeza, de su bondad y de su perfección moral, pero lloro más por nosotros que perdimos un poeta, por los que sentimos la necesidad de consolarnos ante su muerte"
En uno de los libros de viaje de Camilo José Cela, "Del Miño al Bidasoa", el autor hace pasar a su personaje por nuestra ciudad con sabrosos comentarios sobre su breve estancia en ella.
También dos poetas, Gerardo Diego y Jesús Cancio, cantan a Torrelavega. El Primero en su entrañable libro "Mi Santander, mi cuna y mi palabra", con un poema del que nos resistimos a trascribir los cuatro últimos versos:
Si en Santander no naciera
orillas de mi bahía
Torrelavega del campo
por cuna te elegiría.
Y Jesús Cancio, en su obra, "Bronces de mi costa" nos dedica tres emocionados sonetos.
A estas cortas y breves referencias, podrían añadirse algunas más, de Concha Espina; Víctor de la Serna, Vicente de Pereda, etc., pero harían demasiado largas estas notas. Sin embargo, no queremos cerrar estos comentarios sin incluir los que hicieron dos figuras de las letras españolas; proceden de archivos particulares y hasta ahora no habían trascendido al público. Se trata de dos cartas, una de Unamuno y otra de Rafael Alberti. El primero escribía a su amigo el doctor Velarde el año 1930 y en un párrafo de la carta le decía:
"..... de esa para mí inolvidable Torrelavega".
Es esta una expresión que nos, puede llenar de orgullo por proceder de tan egregio personaje.
El poeta Rafael Alberti, que había dado un recital en la Biblioteca Popular en la primavera de 1928, escribía en mayo de este mismo año, desde Tudanca, a su amigo don Pedro Lorenzo:
"Nos acordamos de nuestros días en Torrelavega. Yo, galanteando con las chicas. Torrelavega nos ha acogido por mitad del pecho. A mi por lo menos. Me acuerdo de esas muchachas tan graciosísimas que, sentaditas ante mi, escuchaban mis canciones de mar y tierra. ¡Un prodigio de niñas! Viviría en tu pueblo. Da gloria pasear bajo los soportales de su plaza. ¡Una delicia! Hay gracia verdadera y, sobre todo, simpatía y no sé qué aire caliente que le atraviesa a uno de parte a parte".
Esto que antecede es un apretado resumen de lo que un día podría constituir una antología literaria de Torrelavega.
Publicado en:
El diario Alerta el 16 de agosto 1969
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