domingo, 15 de agosto de 2021

Fiestas Patronales de Torrelavega

                       MISCELANEA EN LAS FIESTAS DE LA PATRONA

 


 

Vuelven a Torrelavega las fiestas de la Patrona renovando con su presencia recuerdos que han jalonado nuestras vidas, en los que la memoria se mueve con nostalgia. Una nostalgia en la que la niebla que acompaña a los años que pasan, dificulta el poder perfilar su imagen.

 

Buscando más allá de lo que puede abarcar el recuerdo personal, tratando de encontrar semejanzas a la evolución anual que han sufrido estas celebraciones, nuestra vista se ha posado en papeles al alcance de la mano correspondientes a hace más de un siglo. El entusiasmo de nuestros antepasados de entonces no era menor que el que se refleja hoy a la llegada de estas fiestas. Posiblemente mayor entonces porque las ocasiones de diversiones no se presentaban con la misma facilidad que ahora, y ayudado esto por la paulatina mejoría económica que se estaba produciendo en el desarrollo de la vida local a partir de la década de los años sesenta. Recordemos en este punto un párrafo escrito por el Cronista Oficial que nos antecedió, el bien recordado Manuel Teira: "Dentro de las dimensiones forzosamente moderadas del pueblo, hay una efervescencia, una vitalidad, que se traduce en un excedente de fuerza; un excedente de energía, un excedente de riqueza...". Y un aumento de población, añadimos nosotros.

 

La festividad de la Patrona, una vez al año, proporcionaba espectáculos mayores, como los de las grandes hogueras que encendían los mozos, los fuegos artificiales, la corrida de la vaquilla enmaromada, los bailes... Así lo recogía una publicación local el 20 de agosto de 1881: "El día de la Asunción, o sea la fiesta de la Patrona de esta villa, se ha celebrado este año con iguales regocijos públicos que otras veces". Y alude el cronista a los "bonitos fuegos artificiales en la Plaza del Grano durante la noche del día 14". La fiesta también ocupaba el espacio de la Plaza Mayor, donde el día 15 se repitieron los fuegos artificiales, todo amenizado por la música, dando cuenta que en las tardes del 15 y 16 había sido toreada una vaca. El autor del comentario destaca este hecho porque, en fechas posteriores este espectáculo fue suspendido. En las celebraciones de este año citado "la parte religiosa fue más pobre que otras veces". Era un tema que había provocado cierto altercado entre los componentes del gobierno del municipio. Se impusieron los que opinaban que por la escasez de fondos en el erario público "no es posible costear solemnes funciones religiosas... en la Iglesia no pudo haber novena con la solemnidad necesaria, ni hubo un organista que tocara durante la misa", insistiendo que "El clero hizo lo que pudo, no lo que hubiera deseado hacer"... "aun cuando no faltó el elocuente sermón a cargo de un religioso del Convento de Soto y en la tarde del 15 muy concurrida y solemne procesión".

 

En años sucesivos las circunstancias económicas no mejoraron lo suficiente. En la sesión del Ayuntamiento celebrada el 2 de agosto de 1884, fue preciso un acuerdo especial para que el Presidente en funciones, don Fernando de Fuentevilla, pudiera invertir, en las próximas festividades de la Patrona, las 604 pesetas que estaban consignadas en el presupuesto anual. Hubo réplicas y contrarréplicas, "el pueblo no estaba en condiciones de gastar la pólvora en salvas". También acordaron... que no se lidiase ningún toro (ni vaca) en la tarde de aquel día, por las desgracias que pudieran ocurrir".

 

Cierto es que a los regidores municipales les tenia más preocupados en esas fechas la construcción de un nuevo cementerio o ampliación del existente, "por encontrarse el que en la actualidad existe en malísimas condiciones" y otras necesidades igualmente perentorias.

 

Pocos días después, una vez finalizadas las fiestas programadas, el cronista sacaba punta sarcásticamente al conjunto de estas celebraciones. Hablaba de "movimientos de gente que se dirigía a Santander a ver la corrida de toros en la que intervenía Luis Mazzantini y en Torrelavega no se lidió ningún toro (o vaca)". Y es natural -insistía-, "como los hijos de la Virgen Grande son tan patriotas, se dedicaron a solemnizar la festividad de la Patrona, marchando a Santander para ver a Mazzantini..." La iluminación en la Plaza del Grano también era motivo de mofa. "Se quemaron algunos voladores de última novedad. La banda de música, traída desde Santander y compuesta de media docena de profesores amenizaba aquel cuadro".

 

Otra nota en la prensa del año 1887 (15 de agosto), nos confirma la escasa imaginación o falta de presupuesto. "Las fiestas de la Patrona de esta villa que hoy día de la Asunción de la Virgen se celebrará, no difieren de las que hubo en años anteriores". En la plaza de Baldomero Iglesias "iluminación en los balcones de las casas, los acostumbrados farolillos de colores a los cuatro lados del paseo central... hogueras...bailes al son de la guitarra de Perico el ciego, disparo de cohetes, y no mucha gente paseando". Por la mañana misa religiosa solemne y por la tarde "será llevada en procesión la imagen de la Virgen". Después "creemos que será toreada, como otras veces una vaca".

 

Ha pasado poco más de un siglo desde aquellas fiestas de la Patrona a que hemos aludido. Este paso de los años ha traído, nuevos y aparatosos artilugios y otras brillantes actividades que han actualizado en el tiempo su celebración, que es recibida por los vecinos con la misma alegría que las fechas que hemos pretendido evocar.

 


 Publicado en:

El Diario Montañés, 15 de agosto de 1998

 

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