Dos cartas de Rafael Alberti
Cualquier tipo de documento, carta, poema o variantes de poemas, por mínimas que éstas sean, que procedan de Rafael Alberti, tienen un interés indudable, ya que nos permiten dar un paso más en el conocimiento de su vida y en el de su obra. La amabilidad de don Pedro Lorenzo Molleda, destinatario de estas dos cartas que publicamos, ha hecho que podamos disponer de ellas para ofrecerlas a los lectores de PEÑA LABRA.
Las dos fueron escritas en 1928, desde la Casona de Tudanca, de la que sigue siendo magnífico señor don José María Cossío, y van refrendadas con la firma de éste. Alberti había llegado allí por segunda vez (la primera fue en 1924) y allí escribió en esta ocasión, casi en su totalidad, su bello libro Sobre los ángeles (1), del que ya había adelantado algunos poemas en el nº 3-4 de Carmen, la revista de Gerardo Diego y en la que todavía habrían de aparecer otros de este mismo libro, en el nº 6-7, antes de que en 1929 le diera a la imprenta.
El Sr. Lorenzo Molleda residía entonces en Torrelavega y Alberti había sido su huésped, con Cossío. En la primera de las dos cartas queda constancia del afecto que el Sr. Lorenzo y su señora habían puesto en las atenciones tenidas con los dos amigos. En esta carta alude Alberti a su estancia en Torrelavega y a un recital que dio de sus poemas: «Me acuerdo de esas muchachas, tan preciosísimas, que sentadas ante mí, escuchaban mis canciones de mar y tierra.» Este recital había sido organizado por la Biblioteca Popular de aquella localidad, de la que era directivo don Pedro Lorenzo y tuvo lugar el 30 de abril, en el local de un cine. Alberti leyó poemas de Marinero en tierra y de La Amante; José María Cossío le precedió en el uso de la palabra, explicando al público su concepto de la nueva poesía, a la que calificó de ultraísta, confirmando el hecho de la existencia de un arte nuevo y puro, representado por el recitador y sus compañeros de generación. Con este motivo, Alberti y Cossío almorzaron en el caserío que el doctor don Bernardo Velarde poseía en Tanos, pueblecito próximo a Torrelavega, del que también fue huésped, en dos ocasiones, don Miguel de Unamuno.
Al día siguiente del recital en Torrelavega, dio otro en el Ateneo de Santander, en el que Cossío tuvo ocasión de volver a hacer el panegírico de la poesía ultraísta. Una amplia reseña publicada el 2 de mayo en el diario La Voz de Cantabria, de Santander, nos permite conocer la importancia que Cossío concedió a la nueva poesía y el programa que Alberti ofreció al auditorio, que comprendió desde los poemas del mar y del amor, hasta los de toros y los de tipo burlesco: Sonetos del mar, Marinero en tierra, Las tres sirenas, La Amante, Las maldiciones, Seguidillas extranjeras, Joselito en su gloria, Rosa de Alberti, Araceli, Amaranta, Rosa de mar y cielo...
En cambio, no sabemos a qué piezas de teatro se refiere Alberti en esta carta, ya que no llegaron a publicarse en esa colección a que alude, que pretendía llevar a cabo la Biblioteca Popular y que no llegó a realizarse.
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En la segunda carta, después de despacharse en forma festiva contra el clima tudanco, hay una alusión que merece un comentario. Nos referimos a la frase «¿Leíste lo de Platko?». Alberti le llama la atención al Sr. Lorenzo sobre el poema que había escrito y que acababa de aparecer en La Voz de Cantabria, dedicado al portero húngaro del club de fútbol Barcelona. Ya es del conocimiento público el motivo de este poema, pero no lo es tanto la forma en que se originó. Aquel año se jugó en Santander la final del campeonato de España, entre el Barcelona y la Real Sociedad, de San Sebastián, final memorable porque requirió tres partidos para solventarse. En el primero de ellos, celebrado el 20 de mayo, resultaron heridos, en forma espectacular, algunos de los contendientes, y entre ellos Platko y Samitier. El público en el campo y agolpado a las puertas del hotel, hizo de ellos auténticos héroes, a lo que colaboró la prensa local con sus informaciones, redondeadas con la llegada de personajes populares, como Carlos Gardel y Paulino Uzcudun, venidos expresamente a Santander con ocasión del partido.
Alberti, con Cossío y otros amigos, presenciaron el encuentro. Entre los acompañantes se encontraba Jesús Bilbao, hombre muy famoso por su ingenio, inevitable en todas las reuniones en las que figurasen personas de algún renombre. José del Río Sainz, el cronista admirable de aquéllos años, director de La Voz de Cantabria, que también estaba en el grupo, cuenta así el origen del poema a Platko (2): «No fui yo sólo quien sufrió su influencia [se refiere a la de Jesús Bilbao], pues a ella se debe una pieza, hoy de antología, que cuando se publicó removió la tranquila vida provinciana, con ditirambos y protestas (más de éstas que de aquéllos). Me refiero a la Oda a Platko, de Rafael Alberti.» En el momento en que «el portero húngaro del Barcelona [seguimos copiando a Río], se erguía en su marco, envuelta la cabeza en vendajes sanguinolentos, para evitar, como evitó, la derrota de su equipo», Jesús Bilbao le gritó a Alberti, en un gesto muy característico de este personaje celtibérico, «- ¡Eso sólo lo podéis cantar Homero y tú!». El poeta, a su regreso a Tudanca, escribió el poema de todos conocido, que fue publicado por primera vez, el 28 de mayo en el diario de José del Río. La poesía levantó oleadas de comentarios adversos entre el público, más acostumbrado a los versos sin complicaciones de Gabriel y Galán. El director del periódico se vio obligado a salir en defensa del poeta. La habilísima pluma del periodista hizo verdaderos equilibrios en la cuerda del poema ultraísta, para tratar de convencer y de explicar a sus lectores, que se trataba de una poesía seria y digna del gran poeta que la había escrito.
En el diario ABC de hace unos años (no tenemos a mano la fecha), Antonio Gallego Morell recordó esta efemérides y desmenuzó verso a verso el poema, apoyándole en las crónicas deportivas que se escribieron con motivo del partido. Todas las metáforas que empleó en esta ocasión el poeta, tienen una apoyatura muy real en las circunstancias que concurrieron en el encuentro.
Como podrá observar el lector que quiera molestarse en comparar la versión inicial del poema con la definitiva (que pasó al libro Cal y Canto), apenas si sufrió variación (3). En el quinto verso, que en la reproducción que ofrecemos tomada de La Voz de Cantabria, dice que frente a ti salta sin poder defenderte, en el libro se lee que frente a ti saltaba sin poder defenderte. Más adelante (verso 44), la primera versión fue combatidas, sin plumas, encalaron la yerba; en el texto del libro que tenemos a la vista combatidas, sin plumas, escalaron la yerba. No hacemos referencia a la errata que se observa en el texto de La Voz de Cantabria, donde se lee «rubio Platko de Hungaria».
NOTAS:
(1) José M.a Cossío, Rutas literarias de la Montaña, Santander, 1960, pág. 68.
(2) José del Río Sainz, Revista Dobra, Torrelavega, nº 12, mayo 1954.
(3) R. Alberti, Cal y Canto. Sobre los ángeles. Sermones y moradas, Editorial Losada, Buenos Aires, 1952.
Publicado en:
El nº 5 de la revista Peña Labra. Otoño 1972