A Manuel Teira, en el otro lado de la historia
Fueron tus palabras finales, a solas para mi: "Estoy viviendo los últimos días". Intentaste alargar la mano en gesto de despedida; los tubos conectados a las venas lo limitaban; la voz era sólo un susurro.
Retuve entre las mías un instante aquella mano, pero nada más que un instante. Eran demasiados recuerdos los que pasaban por ellas, de un corazón al otro y el hilo que los conducía resultaba débil para soportarlos.
Tu mirada parecía ver sólo hacia dentro. ¿Buscaba en la memoria?, ¿supo encontrar algo? ¡En la mía se agolpaban tantos recuerdos! Se perfilaba con claridad aquel día en que visitamos juntos las ruinas de Julióbriga. Paseábamos entre las piedras y me paraste: "Escucha, escucha cómo se oye aquí la historia". Era uno de nuestros temas de conversación, la historia.
He vuelto al cementerio hasta tu tumba. A mi paso la vida de Torrelavega se iba levantando en el recuerdo. Lápidas con el nombre de familias que la habían ido construyendo; generaciones que se fueron sucediendo en el mismo amor al pueblo. Tú ahora entre ellos, convertido ya en protagonista de esa eternidad. Yo aquí, en este otro lado de la historia donde nos has dejado huérfanos.
Publicado en:
El Diario Montañés, 24 de Junio de 1.995
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