Sócrates Quintana, en la sala Espí
Cuando entráis en la sala de exposiciones y os dicen "ven te voy a presentar al pintor" y os acercan a Sócrates Quintana, instintivamente volvéis la cabeza hacia las paredes, porque una cierta duda se apodera de vosotros. Estáis ante un hombre de edad avanzada (aunque eso sí de aspecto deportivo) y en los cuadros que están ante vuestros ojos el color salta con aires de juventud primera. No será vuestra única sorpresa, porque os sorprenderán los dibujos y sobre todo, las xilografías.
Después sabréis que Sócrates Quintana, además de pintor, ha sido muchas cosas en esta vida, pero se nos antoja que en esto de la pintura ha ido refugiándose él, en cada cuadro, en cada paisaje honradamente conseguido, la verdad de sus años; lo otro, el trabajo habitual, los deportes practicados con que nos sorprende en su anecdotario, han sido la realidad necesaria de la que ha estado en constante huida, para refugiarse en estas delicadas tablas en las que se intuyen momentos de sosiego.
Pero, ¿para qué seguir nosotros hablando de su pintura si ya lo hizo, con su indiscutible autoridad, el profesor Lafuente Ferrari? Leamos un párrafo de su comentario escrito hace ya unos años, pero que refleja también la verdad de ahora, de esta exposición que nos ofrece el pintor en su envidiable “juventud”. “Los cuadros de Sócrates Quintana -escribió Lafuente-, son de una pureza sin aliño poco frecuente; ellos, con su finura de color, su delicadeza y su alegría, representan, para mí, la continuación de una línea de paisaje, interrumpida entre nosotros, pero definida por un gran maestro, al que no se ha hecho todavía justicia: don Aureliano de Beruete. Sócrates, como Beruete, enamorado de la luz milagrosa y aérea de la meseta castellana, posee la virtud esencial del pintor ante la naturaleza, o sea, lo que podríamos llamar el sentido reverencial del paisaje; es decir, el deseo de profundizar en su fisonomía y en su luz, la voluntad respetuosa de salvar la peculiar personalidad de cada paisaje."
Este es también el Sócrates Quintana de hoy, respetuoso ante el paisaje, colorista por excelencia y maestro de dibujantes, como lo ha sido toda la escuela española del paisaje, desde Carlos de Haes hasta nuestros días.
Publicado en:
El diario Alerta, el 10 de septiembre de 1974
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