domingo, 18 de junio de 2023

Gerardo Diego en Santillana del Mar

 

Gerardo Diego en Santillana del Mar

 


            La presencia de Gerardo Diego en esta exposición de Santillana del Mar, en la Torre de Don Borja de la Fundación Santillana, entendemos que no queda limitada a lo puramente artístico a través de las imágenes que se ofrecen al visitante, con ser esto muy valioso. Tampoco al carácter anecdótico que puede representar el que con ella estamos contribuyendo a recordar el centenario del nacimiento del poeta, aun cuando la anécdota esté elevada a categoría, como quería siempre para casos como éste el maestro D'Ors. Si sólo se admitiera que tiene esos fines estaríamos dejando fuera de lugar la faceta más hermosa, al tratarse de Gerardo Diego y Cantabria: la amistosa. Faltaría, de ser así, la referencia al aspecto de la relación humana que el poeta cultivó con generosidad en este su Santander, su cuna y su palabra.

 

            Los recuerdos que en este último sentido se pueden traer al conocimiento del visitante de la exposición son muchos y todos contribuirían a reforzar el conocimiento de su relación entrañable con los hombres de la tierra que tuvo el privilegio de verle nacer. Desde los años iniciales de su vida literaria y profesional, con su presencia en la tribuna del Ateneo de Santander defendiendo la poesía ultraísta y su relación ya entonces con José del Río Sainz y los pintores Pancho Cossío y Gerardo Alvear, a los que se puede añadir los nombres de Miguel Artigas, José María de Cossío y los de otras destacadas personalidades del Santander intelectual de esos años; su encuentro, más tarde, con los jóvenes protagonistas del grupo Proel; el recuerdo de la inolvidable Carmen, que salió de los talleres de Aldus en Santander; la presencia de su obra poética en la revista y colección de libros de La Isla de los ratones; la publicación de cerca de una docena de libros suyos en ediciones e imprentas de Santander; sin olvidar aquel «Brindis» del poeta dedicado a sus amigos en memorable ocasión, todo fue centrando su persona y sus cualidades humanas en una larga relación de afectos comunes, que sólo se extinguió a su muerte y que ahora perdura en la memoria.

 

            Cuando nació en Santander una revista de poesía con el título de Peña Labra, allá por el casi remoto año 1971, desde el primer momento se pensó en un número monográfico, donde se pusieran de manifiesto una vez más aquellas condiciones humanas que le adornaban. Al comentar por carta la relación de posibles nombres que iban a intervenir con sus escritos, respondió: «La lista de colaboradores me parece bien, aunque me abruma y presumo que algunos, a quienes no conozco apenas y que sospecho que no les gustará mi poesía, no lo harán o lo harán de mala gana». Aquellos algunos en que el pensaba, fueron muy pocos, que además se apresuraron a excusarse con creíbles razones, en las que resplandecía el cariño y la admiración que sentían tanto por el poeta como por el amigo.

 

            El entonces presidente de la Diputación de Santander, don Rafael González Echegaray, encabezó así este numero de homenaje: «Esta tierra nuestra, parca en elogios y honda en afectos, se siente siempre una con sus hijos preclaros; y se alegra con los triunfos de éstos que la saben a propios y se duele con la injusticia humana de silencios u olvidos ajenos que la escuecen el alma».

 

            Pues bien, aquí, en Santillana del Mar, donde en verso suyo «los horizontes suenan aun manadas de bisontes. Y los siglos de Dios duran desnudos», la Fundación Santillana se une al recuerdo inolvidable de quien fue gran poeta y amigo.

 


 Publicado en:

 Catálogo de la exposición “Pintando adrede a Gerardo Diego” . Celebrada en la Torre de don Borja de Santillana del Mar en noviembre y diciembre de 1996. (Entre otros lugares). Y en el Catálogo de la exposición “Gerardo Diego. La literatura y el arte. En el centenario de su nacimiento” de la Fundación Santillana Junio-agosto 1996

 


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