domingo, 25 de junio de 2023

Torrelavega por un camino cultural

 

¿Habrá entrado Torrelavega por un camino cultural

 largamente deseado?

Al margen de una exposición de cerámica

 


            La temporada artística está transcurriendo en nuestro pueblo normalmente. Se han sucedido las exposiciones en Espí, en Puntal -2, en las salas del Banco de Bilbao y de la Caja de Ahorros; cada una de ellas, con sus peculiaridades y circunstancias, nos han ofrecido muestras muy estimables. No queremos distinguir, ni es preciso hacerlo para el motivo de estas notas.

 

            Lo que nos lleva hoy a escribir estas cuartillas es producto del entusiasmo provocado por la sorpresa ante la exposición de cerámica que tiene lugar estos días en la sala de la Caja de Ahorros. Antes fue la escuela de Arte con una valiosa exposición de las obras de sus alumnos, quien también nos asombró con la muestra de los resultados conseguidos en un primer año de tanteos y dificultades. Había en aquella exposición grandes dosis de vocación y entrega, que se repartían entre los alumnos, felices con los hallazgos, y los profesores más dichosos todavía que los alumnos por el premio que reportaba a su desinteresado magisterio.

 

            Primero la Escuela de Artes y ahora el Taller Escuela de Cerámica, nombre que nos trae resonancias llenas de nostalgia del Instituto Libre de Enseñanza, nos hacen pensar si no habrá entrado Torrelavega por el camino cultural que tanto hemos deseado y buscado algunos; si no se estará proyectando en estas exposiciones la labor de años de continuo bregar de personas que tuvieron siempre fe en que esto tenía que suceder; si la labor de cada artista con su obra, de cada sala con su afán de ofrecer lo mejor que ha estado a su alcance, de tantos esfuerzos individúales, no estará encontrando ahora su recompensa.

 

            Pero a alegría, la gratísima sorpresa experimentada surge no solo de la obra contemplada, sino de la reflexión ante sus autores. Muchos, la mayor parte, son muchachos y muchachas que no están dispuestos a pasar ante la vida limitando su existencia a que la vida pase ante ellos. Quieren ser protagonistas, luchar por conseguir un puesto digno en la parcela de la existencia que nos ha tocado a cada uno. Si piensan que el mundo no está bien hecho, su actitud no es de deserción; al contrario, quieren colaborar en el cambio. Estos artistas que hoy nos ofrecen el resultado de la obra de unos meses de labor ante el torno de alfarería, como hace pocos días los que pasaron muchas horas del curso ante el caballete, son un admirable ejemplo de cómo el mundo joven debe de enfrentar la corrección de lo que no le gusta. No es justo, ni humano, ni digno de seres conscientes y civilizados, situarse egoístamente en la vía pasota. Los expositores de la Caja de Ahorros, a los que nos venimos refiriendo, son un vivo y alto testimonio de cómo los jóvenes pueden ayudar a que el mundo deje de estar mal hecho.

 

            Los responsables de la política cultural de nuestro pueblo no pueden dejar de apoyar estos esfuerzos; están obligados a potenciarlos hasta donde sea preciso y como sea posible, con imagina y entusiasmo, con ese mismo entusiasmo con que proceden las personas que intentan este acercamiento del pueblo y sus habitantes a las manifestaciones culturales.

 

Publicado en:

El Diario Montañés, el 26 de junio de 1979

 

domingo, 18 de junio de 2023

Gerardo Diego en Santillana del Mar

 

Gerardo Diego en Santillana del Mar

 


            La presencia de Gerardo Diego en esta exposición de Santillana del Mar, en la Torre de Don Borja de la Fundación Santillana, entendemos que no queda limitada a lo puramente artístico a través de las imágenes que se ofrecen al visitante, con ser esto muy valioso. Tampoco al carácter anecdótico que puede representar el que con ella estamos contribuyendo a recordar el centenario del nacimiento del poeta, aun cuando la anécdota esté elevada a categoría, como quería siempre para casos como éste el maestro D'Ors. Si sólo se admitiera que tiene esos fines estaríamos dejando fuera de lugar la faceta más hermosa, al tratarse de Gerardo Diego y Cantabria: la amistosa. Faltaría, de ser así, la referencia al aspecto de la relación humana que el poeta cultivó con generosidad en este su Santander, su cuna y su palabra.

 

            Los recuerdos que en este último sentido se pueden traer al conocimiento del visitante de la exposición son muchos y todos contribuirían a reforzar el conocimiento de su relación entrañable con los hombres de la tierra que tuvo el privilegio de verle nacer. Desde los años iniciales de su vida literaria y profesional, con su presencia en la tribuna del Ateneo de Santander defendiendo la poesía ultraísta y su relación ya entonces con José del Río Sainz y los pintores Pancho Cossío y Gerardo Alvear, a los que se puede añadir los nombres de Miguel Artigas, José María de Cossío y los de otras destacadas personalidades del Santander intelectual de esos años; su encuentro, más tarde, con los jóvenes protagonistas del grupo Proel; el recuerdo de la inolvidable Carmen, que salió de los talleres de Aldus en Santander; la presencia de su obra poética en la revista y colección de libros de La Isla de los ratones; la publicación de cerca de una docena de libros suyos en ediciones e imprentas de Santander; sin olvidar aquel «Brindis» del poeta dedicado a sus amigos en memorable ocasión, todo fue centrando su persona y sus cualidades humanas en una larga relación de afectos comunes, que sólo se extinguió a su muerte y que ahora perdura en la memoria.

 

            Cuando nació en Santander una revista de poesía con el título de Peña Labra, allá por el casi remoto año 1971, desde el primer momento se pensó en un número monográfico, donde se pusieran de manifiesto una vez más aquellas condiciones humanas que le adornaban. Al comentar por carta la relación de posibles nombres que iban a intervenir con sus escritos, respondió: «La lista de colaboradores me parece bien, aunque me abruma y presumo que algunos, a quienes no conozco apenas y que sospecho que no les gustará mi poesía, no lo harán o lo harán de mala gana». Aquellos algunos en que el pensaba, fueron muy pocos, que además se apresuraron a excusarse con creíbles razones, en las que resplandecía el cariño y la admiración que sentían tanto por el poeta como por el amigo.

 

            El entonces presidente de la Diputación de Santander, don Rafael González Echegaray, encabezó así este numero de homenaje: «Esta tierra nuestra, parca en elogios y honda en afectos, se siente siempre una con sus hijos preclaros; y se alegra con los triunfos de éstos que la saben a propios y se duele con la injusticia humana de silencios u olvidos ajenos que la escuecen el alma».

 

            Pues bien, aquí, en Santillana del Mar, donde en verso suyo «los horizontes suenan aun manadas de bisontes. Y los siglos de Dios duran desnudos», la Fundación Santillana se une al recuerdo inolvidable de quien fue gran poeta y amigo.

 


 Publicado en:

 Catálogo de la exposición “Pintando adrede a Gerardo Diego” . Celebrada en la Torre de don Borja de Santillana del Mar en noviembre y diciembre de 1996. (Entre otros lugares). Y en el Catálogo de la exposición “Gerardo Diego. La literatura y el arte. En el centenario de su nacimiento” de la Fundación Santillana Junio-agosto 1996

 


domingo, 11 de junio de 2023

RECORRER CANTABRIA

 

PRESENTACIÓN DEL LIBRO RECORRER CANTABRIA

 


            En primer lugar quiero hacer público mi agradecimiento a las Ediciones Estudio y a la Consejería de Cultura y Turismo de Cantabria, que han hecho posible la publicación de este libro dentro del conjunto, que con el titulo general de "Encuentro con ... ", ha puesto en marcha las ediciones citadas.

 

            Estos itinerarios por las cuencas de los ríos de Cantabria nacieron en la mente del autor, provocados por el reflejo emocionado a que dio lugar la singularidad y belleza que reúne cada uno de ellos.

 

            La aproximación a la naturaleza, al patrimonio monumental y a la vida cultural que se ofrecen al lector, como se indica en las notas de introducción, salen destacadas al encuentro del viajero por cualquiera de los itinerarios que se utilicen dentro de las cuencas fluviales de nuestra región.

 

            La geografía primero y las sucesivas oleadas de la historia que han transcurrido sobre Cantabria, conceden a estos itinerarios unas peculiaridades singulares, proporcionando a cada comarca un atractivo encanto.

 

            El lector encontrará intercalados en el texto breves párrafos originales de destacados escritores que añaden al conjunto un interés complementario.

 

            No se ha pretendido confeccionar un catálogo exhaustivo, sino ofrecer una orientación mínima sobre el tema.

 


 

Leído en:

La Diputación de Santander

21 de junio de 2002


 

domingo, 4 de junio de 2023

El correr hacia la vida de Pepe Hierro

 

El correr hacia la vida de Pepe Hierro

La trayectoria humana del último Premio Nacional de las Letras

Tuve la fortuna, la inmensa fortuna, de que muchas de las horas de la época de Proel, y también en años anteriores a ellas, las pasara junto a José Hierro. En la biografía que escribí de José Luis Hidalgo quedó testimonio de esto en las cerca de sesenta citas en las que aparece su nombre. Años de vino y rosas fueron aquellos; años primeros de juventud en los que no faltaron las espinas, pero a los que nosotros supimos dorar con la poesía. Y no es retórica esta expresión, porque la poesía vivida en común fue camino que hicimos entonces. El propio Hierro lo confirmó así en una conferencia suya, en 1958: "Piensen ustedes -dijo-, que esto ocurría en torno a la guerra española, en un momento en que la poesía andaba total, absolutamente, aislada; no pertenecía en verdad a la vida real. Nosotros teníamos necesidad de hacer versos -continúo leyendo a Hierro-, tratábamos de hacerlos. Teníamos para nosotros una biblia que nos pasábamos, que comentábamos, que discutíamos sobre ella, que era la Antología de Gerardo Diego

Todo esto estaba sucediendo en los angustiosos años de la guerra civil. Recuerdo el día primero que me encontré con José Hierro; la fecha exacta no importa, pero sé que fue en el otoño de 1936, después de que las fuerzas militares del general Franco hubieran conquistado San Sebastián.

           El estudio del fotógrafo Duomarco, la casa de Pepe Hierro y los arenales y jardines de El Sardinero en la capital montañesa, serían enseguida escenario de lectura de poemas, de discusiones pictóricas y de los más divertidos proyectos. Fueron los tiempos en que Hierro conoció a José Luis Hidalgo, "en ocasión -escribió más tarde-, de haber escrito yo unos versos que él leyó". Tiempos de amistad con Luis Corona y Jesús Cancio y con el pintor Antonio Quirós. 

Desde la cárcel, Hierro iba a sentir pronto, en años muy jóvenes, la brutalidad de aquella separación impuesta que a todos nos había dispersado, y temía que, cuando nos volviéramos a ver otra vez, no coincidiéramos en nuestras apreciaciones, y que la amistad sería "puro cuerpo muerto y forzado", como le decía a Hidalgo en una carta. 

Eran los años en que Hidalgo escribía los poemas que después iban a incorporarse a su libro primero Raíz, y Hierro alternaba sus sueños de "raquero" en el muelle de Maliaño con la poesía y con la estancia en la cárcel. ¡Cómo los amigos de entonces podemos olvidar esos años! ¡Cómo olvidar las horas en la casa de Pepe, en la santanderina calle de Vargas, en aquél cuarto piso del número nueve de la calle de Vargas! ¡Qué comuna aquella! Cuánta hambre nos quitó doña Esperanza la madre de Pepe, con inconcebibles pucheros de alubias en los que todos los que llegábamos teníamos derecho a meter la cuchara. Qué bien nos sabía aquel horrendo café de recuelos que nos servía de postre. Allí llegaban en los primeros años de relación José Luis Hidalgo, Manolo Concha, Eduardo Rincón...nómina que más tarde se ampliaría a los amigos del grupo Proel.

En septiembre. de 1938 pareció que todo esto había llegado a su fin. Una decisión política llevó a la cárcel a una parte de aquel grupo de amigos. El día 13 ingresó Pepe Hierro en la prisión Provincia, permaneciendo detenido, en ésta y en otras prisiones, hasta los primeros meses de 1944, con algunas breves salidas temporales intermedias. Cuando quedó en libertad definitivamente fijó su residencia en Valencia, junto a Hidalgo que vivía allí. José Campos, el otro gran amigo de todos, muerto repentinamente después de sufrir la tragedia de su inesperada ceguera, escribió así de la llegada de Hierro a la ciudad levantina: "Poco más equipaje traía que unos versos, una novela inédita y un acordeón". No necesitaba más para emprender una nueva vida; para adaptarse a un ambiente en el que Hidalgo, representaba la continuidad recuperada. Pronto sería reconocido por El rudo cántabro e impuso enseguida su ley de cordialidad, de dinamismo, de la fuerza imparable que tiempos después llevó a Ricardo Gullón a preguntarse en un acto público¨ ¿A dónde corres Pepe Hierro?". Este correr hacia la vida, o huyendo de la muerte, como le contestó el poeta, ha sido su genuina manera de ser.

De estos años de Valencia vino la amistad con Jorge Campos, ya citado, con Ricardo Blasco, con la familia Ribes, con Pedro Caba, con Ricardo Zamorano, con Vicente Gaos, con Eusebio García Luengo, con Carmelo Pastor... 

Años valencianos de bohemia, de dificultades, de añoranza de Santander en versos. Después vendrían unos años santanderinos, tras la muerte de José Luis Hidalgo en febrero de 1947; quizás los años vividos más apasionadamente por Pepe en su Santander. Se van a suceder los tiempos de la generosa y protectora amistad con Pedro Cantolla dentro del Grupo Proel donde vio publicado su primer libro Tierra sin nosotros, que yo no puedo leer, a pesar del tiempo transcurrido, sin que sus versos me emocionen. Aquel grupo donde se añadieron nuevas y buenas amistades: Julio Maruri, Marcelo Arroita-Jaúregui, Leopoldo Rodríguez Alcalde, Carlos Salomón. Enrique Sordo, Ángel de la Hoz, Manuel Arce, Víctor Fernández Corujedo, Joaquín de la Puente. Emilio Arija... Son los años de la amistad con Pancho Cossío, de exposiciones y conferencias en de Proel; de las primeras críticas de arte en ALERTA... Los años en que se inicial la buena amistad con Ricardo Gullón y Pablo Beltrán de Heredia, con quienes participa en las reuniones de la Escuela de Altamira. 

Hasta que un día Pepe tuvo que irse a Madrid con su mujer y los hijos para emprender un nuevo camino en donde hoy rumia nostalgias de aquellos años.

Publicado en:

El diario Alerta, el 3 de junio de 1990