lunes, 17 de octubre de 2022

LIBRO

Hoy, día de las bibliotecas, traemos a las páginas de este blog algunas reseñas que escribió AGC de libros que se iban publicando. Están ordenados cronológicamente a su publicación

Sobre el libro "José Luis Hidalgo" de Obdulia Guerrero


 OBDULIA GUERRERO. - José Luis Hidalgo. -Ediciones y publicaciones españolas, S. A. Madrid. - Colección, “Grandes escritores Contemporáneos” Impreso por AGISA, 1971. -198 páginas + 1 hoja y 1 grabado en la portada.- 17 x 11.

 

 

 

         El libro de O. G. llegó a nuestras manos hace ya unos meses. En este período de tiempo, se ha convertido casi en un libro polémico; polémica que ha ido desde el duro comentario negativo, hasta el encendido y entusiasmado. Nosotros queremos dar cuenta de su presencia, con la serenidad que pueden permitirnos estos meses transcurridos.

 

         En primer lugar, no podemos ocultar que los errores de tipo biográfico existen; incluso podríamos añadir alguno más a los que se han señalado. Pero, aun considerando y apuntando estos errores, tenemos que agradecer a O. G. que se haya ocupado de nuestro poeta. Esto queremos decirlo pronto, para que resalte el agradecimiento, ya que, dentro de estas equivocaciones, el libro está ahí y ha provocado discusiones, es decir, se ha hablado de J. L. H. Comprendo que la apoyatura es pobre, pero el panorama actual de nuestra vida literaria obliga a aceptarla. A nosotros también nos molestó esta forma precipitada de lanzar el libro, que sin duda ha sido la causa de que su autora no cotejara los datos que habían caído en sus manos. Nos molestó, porque al ser el primer libro con aspiraciones de tipo biográfico, parecía dar fe de esa serie de fantasías que se han ido añadiendo a la vida de Hidalgo, pero esa marginación inmediata a que son sometidos generalmente los escritores que mueren, nos inclina hacia O. G. y a darla las gracias. El propio poeta dijo que los muertos “están muertos y mueren y se acaban” y no hemos de contribuir nosotros a echar tierra de olvido sobre ellos.

 

         Además, el libro que comentamos, contiene un estudio de Los muertos y un breve análisis en el que se trata de situar a J. L. H. en la poesía de postguerra, en los que, aun discutibles en algunos aspectos, existen observaciones atinadas en torno a la obra de este autor. Por otra parte, las setenta y cinco páginas de antología que contiene, ponen en manos del lector ciertos poemas que no son de fácil acceso.


 

         La sucinta bibliografía que aparece al final del libro, es excesivamente breve y está incomprensiblemente cortada en 1959. Es lástima, porque una información más amplia en este aspecto sería una orientación importante.

 

 

Publicado en:  Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo de Santander. 1972

 

“Onomástica prerromana en la epigrafía cántabra”,

de Manuel Iglesias Gil

 


         Ha aparecido estos días en las librerías un nuevo libro editado por la Institución Cultural de Cantabria, con el título de "Onomástica prerromana en la epigrafía cántabra". Su autor es un joven investigador montañés, el profesor don José Manuel Iglesias Gil. El texto constituye su memoria de licenciatura por la Universidad de Salamanca.

 

         Para aquellos especialistas que por su profesión siguen de cerca las publicaciones relacionadas con la lingüística, el nombre de Iglesias Gil no les resultará nuevo. En la revista "Zephirus" de dicha Universidad, han aparecido trabajos suyos de notable calidad, que presagiaban una obra del interés y la categoría científica como esta que nos ofrece ahora. Está muy reciente también su lección en el X Curso de Prehistoria y Arqueología organizado por el Seminario Sautuola, de la Institución Cultural de Cantabria, en Santander, en el que ha alternado muy dignamente con las primeras autoridades nacionales en estas ramas de la historia. Iglesias consumió su turno en este curso con indudable categoría de maestro.

 

         El libro que nos ocupa es el resultado de unos años de investigación, en los que su autor derrochó esfuerzo, paciencia y conocimiento, permitiéndole desentrañar el misterio de algunos textos de aras votivas y estelas, al mismo tiempo que rectificar, en aquellos casos en que era necesario, la lectura que, anteriormente habían hecho de ellas los autores que le precedieron. Sólo esta labor de proporcionarnos una lectura correcta, hubiera sido ya meritoria. Si pensamos en las dudas que se han planteado a lo largo de los años para la interpretación de las numerosas inscripciones que él ha estudiado, podremos valorar en la debida medida el esfuerzo y los conocimientos del autor. Pero no está solamente aquí el interés de este libro; la sólida formación lingüística del investigador, en que se apoya toda la obra, le ha permitido ir más allá en su labor, sacando importantes conclusiones. Con esta base ha podido introducirse, por ejemplo, en el arduo problema de los límites de la Cantabria romana y de su poblamiento, aportando a este difícil estudio inéditas interpretaciones.

 

         El trabajo es modelo en su género: rigor científico en la búsqueda y exposición de datos; claridad en las deducciones y honradez para dejar en el aire aquello que no ha podido ser visto con la seguridad y certeza que preside todo el texto. Acompaña al mismo la reproducción fotográfica de las 98 piezas estudiadas y una amplia bibliografía.

 

        No sabemos si estaremos ya ante una nueva escuela montañesa de prehistoria y arqueología, pero libros como este del profesor Iglesias Gil nos hacen pensar que, por lo menos, hemos entrado en el camino que puede conducir a ella. la labor del "Seminario Sautuola", de la Institución Cultural de Cantabria, paciente y callada, pero sin pausa, que trasciende al público en el mes de agosto con los cursos estivales que se celebran en el Museo, puede ser el lugar donde se está fraguando esa escuela, que soñamos ver un día como núcleo importante de nuestra futura Facultad de Filosofía y Letras.

 

Publicado en: El diario Alerta, el 1 de septiembre de 1974

 

Cara y mascara de Gutiérrez-Solana

 

 


         Este libro, que ha llegado a manos de los lectores con un retraso ajeno a la voluntad de sus autores, ha quedado expuesto a un natural riesgo, por esta demora en publicarse. Para quienes conocían la existencia del original, terminado en fecha muy anterior a su aparición en las librerías, instintivamente se produce una agudización de la lectura critica, que le hacen quedar sujeto a una posible defraudación para quien se acerca a él. Pues bien, tenemos que declarar abiertamente, desde el primer momento, y con la mayor satisfacción, que lo que pudo ser un hándicap para su aceptación por parte del público, se ha convertido precisamente en lo contrario. La espera, que por otra parte añade emoción a lo esperado, si tarda, aquí se ha visto compensada, porque el libro de Benito Madariaga y Celia Valbuena en torno a la figura del genial pintor, proporciona un auténtico gozo. A pesar de la aridez con que forzosamente se ven sus autores obligados a presentar algunos de los temas que tratan en ciertos capítulos, no pierden sus páginas frescura y la lectura se hace agradable en todo momento, y hasta nos atreveríamos a decir que alcanza en ocasiones un encanto que no es fácil conseguir en obras de este tipo, en las que se da preferencia a lo riguroso sobre lo brillante.

 

         Nada escapa a la visión del mundo solanesco que nos ofrecen sus autores: antecedentes familiares rastreados con paciencia y sabiduría; ambiente que a lo largo de su vida rodeó al pintor configurando en cierta manera su personalidad y su arte; exposiciones realizadas, obra literaria y, sobre todo, un agudo estudio psicológico sobre Solana, basado en concienzudas bases científicas, que harán de este libro uno de los fundamentales en la bibliografía solanesca.

 

         Pero no se han detenido aquí los autores, en una exposición rigurosa de sus puntos de vista en las diversas y singulares facetas del pintor, sino que han llevado su labor hasta los límites más exigentes, ofreciéndonos también un epistolario inédito de gran interés y Una bibliografía verdaderamente exhaustiva.

 


         Tenemos que congratularnos de que las dos obras más recientes sobre José Gutiérrez-Solana, las dos plenas de aciertos, hayan salido de «talleres» montañeses: la de Rodríguez Alcalde, en 1974, y ahora esta de Benito Madariaga y Celia Valbuena, meritorias una y otra, no sólo por el esfuerzo realizado por sus autores en busca de nuevas y valiosas pistas sobre la vida y la obra del pintor, sino muy preferentemente por la originalidad y el acierto en la exposición de sus teorías.

 

Publicado en:  El diario Alerta, el 28 de octubre de 1976


ESCUDOS DE CANTABRIA Tomo III

de Carmen G. Echegaray

 

 


            Cuando hace siete años vio la luz el primer volumen de esta ingente obra, su autora nos daba cuenta del propósito que la guiaba: "recoger todos los escudos que ostentan nuestras casonas, palacios y cabañas (que también éstas los tienen)".

 

            Con una dedicación y entusiasmo meritorios, va consiguiendo su propósito; en 1969 aparece el tomo primero, dedicado a la Merindad de Trasmiera; en 1972, el segundo, con la primera parte de las Asturias de Santillana, y ahora el tercero, con el que continúa la investigación en esta misma zona histórica.

 

            En los tres tomos publicados, las hermosas y abundantes reproducciones fotográficas pueden llevar la mente del lector superficial a considerar solamente este aspecto del libro, sin dar la importancia debida al texto que las acompaña. Quedarse en las ilustraciones sin adentrarse en los comentarios sería dejar fuera de juego a lo más importante de la obra. Es evidente que una publicación que se proponga ser recopilación heráldica ha de mostrarse generosa en la presentación de los escudos; incluso esta sola labor de catalogación, aunque limitase en exceso el interés histórico, ya sería suficiente para considerarla importante. Pero aquí su autora ha llevado el trabajo hasta los límites más exigentes, uniendo a la exhaustiva exhibición de escudos el resultado de una seria y concienzuda investigación sobre sus titulares, de tal manera que pone al alcance del estudioso la más amplia relación de las familias que estuvieron asentadas en el territorio de Cantabria desde la Edad Media, a la que acompaña datos del mayor interés para conocer su evolución, dedicación y entroncamiento con otras familias.

 


"Más de tres mil escudos representativos de diversos apellidos montañeses -dice la autora-, perviven (algunos ya borrados y mutilados por el tiempo), en las fachadas de nuestros solares." Esta cifra es sobrecogedora y suficiente para proporcionar interés a la obra de Carmen Echegaray. Cuando don José Ortega y Gasset habla de los escudos en un viaje realizado por Cantabria, se pregunta: "¿Qué les pasa a estos muros tan serios, tan graves, para de pronto, escarolarse en la fantasía de un escudo tremendo?" El eminente profesor también quedó conmovido ante la vista de nuestros solares tan pródigamente ennoblecidos en sus fachadas. Los escudos de Cantabria estaban muy necesitados de una obra de recopilación de este tipo para que, por lo menos, nos quede referencia escrita y fotográfica de su existencia, pues desgraciadamente la presencia real está peligrando; el tiempo, y la incuria de los hombres más que el tiempo, están colaborando en ello.

  

Publicado en: El periódico quincenal Cántabro, el 15 de enero de 1977


 

José Luis Hidalgo. Obra poética completa

 

 


            Ya tenemos en los escaparates de las librerías la obra poética completa de José Luis Hidalgo. La Institución Cultural de Cantabria ha reunido en un tomo de su colección de bolsillo toda la poesía que escribió el poeta de Torrelavega, de quien ahora se cumple el XXX aniversario de su muerte.

 

            Estructurado el libro en tres partes, nos ofrece en la primera los que publicó su autor:  Raíz, Los Animales y Los Muertos; en la segunda, dividida en dos secciones, se agrupan, por un lado, los poemas que escribió posteriores a Raíz, y que no fueron incluidos en los libros siguientes, y por otro, los anteriores a 1944, es decir, a su primer libro.

 

            Resulta sorprendente la lectura de esta colección de poemas. Si en algún momento se pudo pensar que el autor había dejado reunido en los libros lo mejor de su producción, ahora hemos de desechar esta idea. Sólo el orden que se impuso al publicarlos, 0 la limitación material de las ediciones, le pudo llevar a dejar a un lado (¿acaso para mejor oportunidad?) algunos manojos de versos que no desmerecen en nada de los que vieron la luz.

 

            Véase, para confirmarlo, el intento de diario poético (¿Unamuno?), que forman los poemas que se reúnen bajo los títulos de «Marzo» y «Abril».

 

            Son poemas que creemos que no fueron destinados a ninguno de los tres libros por su temática, que no encajaba cómodamente en ellos.

 

            Leyendo estos breves poemas de «Marzo» y «Abril», es cuando podemos emplear la expresión de «poeta malogrado».

 

            Una vida interior tan intensa y tan inteligentemente sorprendida y observada por el espíritu crítico que la animaba, hubiera arrancado notas maravillosas a su condición de poeta excepcional.

 

            Su léxico es más hondo; se ha depurado por la influencia del pensamiento, que está pesando como una gran losa sobre la mente del poeta y que le llevaría, al final de sus días, a entregar al editor la sobrecogedora colección reunida bajo el título de Los Muertos.

 

            Gracias a la generosa iniciativa de la Institución Cultural de Cantabria, podemos valorar ahora, en su inmensa importancia, la obra poética de José Luis Hidalgo y conocer todas sus facetas; ya no se quedará en el poeta de «los muertos», como había sido encasillado, porque, aun cuando la cantidad no sea mucha, la calidad obligará a hablar también de los poemas amorosos y los poemas íntimos, de los que no se podrá prescindir en lo sucesivo para su estimación.



            María de Gracia de Ifach, que ha preparado la edición, ha proporcionado a la memoria de José Luis Hidalgo la más hermosa aportación que ha conocido hasta ahora, y la Institución Cultural de Cantabria, con esta edición de precio asequible, la ha puesto al alcance de todos.

 

Publicado en: El periódico quincenal Cántabro, el 1 de febrero de 1977 

 

 

La ceniza en los labios

En torno al poeta Mateo José Rodríguez

 

Señor director:

 


            Estaba yo esperando la llegada a mis manos del ejemplar del libro La ceniza en los labios que me había prometido su autor, el buen amigo, Mateo José Rodríguez, cuando se anticipó el luminoso artículo publicado por el periodista Manuel Ángel Castañeda (evito lo de «excepcional periodista» que habría que anteponer a su nombre porque no es necesario).

 

            Cuando, escribo estas líneas sigue sin llegar el ejemplar a mi poder por circunstancias personales que lo han demorado. Pero ahí está el comentario de Castañeda para confirmarme lo que espero de este libro. Por circunstancias personales también, he tenido la fortuna de conocer alguno de los poemas de este, poeta que tan recatadamente se le escapan de las manos al autor y llegan al conocimiento de sus amigos.

 

            Como bien dice, Castañeda en su texto de referencia, Mateo José Rodríguez, «se debate entre el pudor de entregar su alma a extraño y el egoísmo de reservar las páginas a los amigos».

 


           ¡Cuánto bien ha hecho a los que nos encontramos entre éstos, al permitirnos gozar de su altura poética y cultivar nuestro espíritu! Este recato público nos completa su personalidad entre los que hemos tenido conocimiento desde hace tiempo de la calidad de su lírica. Estas «reliquias de las cosas perdidas» como define el autor a sus poemas, nacen con diáfana claridad ante sus lectores, entregados ya desde hace tiempo. La poesía de Mateo José Rodríguez ha ido creciendo en su alma y permitido a la vez el cultivo, del espíritu de 1os que le hemos seguido en esta tarea lírica y humana que nunca hemos sabido separar en él una de la otra. Poeta «escondido entre sus otros quehaceres», en frase de Manuel Ángel Castañeda, pero que yo me permito presentar recubiertos por una exquisita sensibilidad. En la obra de este amigo está radicalmente de manifiesto aquella expresión unamuniana: yo no doy conocimientos ni ideas; doy trozos del alma.

 

Publicado en: El Diario Montañés, “Cartas al Director” 12 de julio de 2001. 

 

EL LIBRO “LENTA ESTRELLA”

DE ANGEL SOPEÑA Y SU POESÍA

 

 


            “Pétalo a pétalo los sueños”. Así nos trae Angel Sopeña los sueños, sus sueños, en admirable alarde de poesía, con los recuerdos que viven soterrados en los versos de Lenta estrella. Pocas veces la vida transcurrida, que hoy la vemos en escondido pasado, surge ante nosotros con claridad de eco reciente como en esos poemas. “Cercado de palabras o vestigios de palabras” (son expresiones suyas también), es la vida del poeta ante la realidad que las circunda y nos dejamos llevar por esa estrella que lenta pasa ante nosotros, iluminando su pasado y el nuestro cuando nos acercamos a sus versos.

 

            No es fácil luchar con ellos que brillantemente trazados, tratan de acercarnos a una existencia del poeta que se antoja confusa. Primero Santander y el Cantábrico lugar de su nacimiento; después Valencia y el Mediterráneo, con aquella luz que en palabras de Ana Belén Rodríguez “condicionará todos los recuerdos que presidan posteriormente sus poemas”; más tarde Torrelavega, la familia, los amigos, la madurez, con lo que esto ha aportado a su poesía. Esto y su alma de poeta, revestida con la melancolía y la memoria deslumbrada.

                       

                                    He poblado mí vida de recuerdos,

                                   he mantenido alerta la memoria

                                   para que no me abandonaran.

 


Todo envuelto en el influjo de la música que apareció de manera destacada en su libro Papeles privados, publicado en el año 2000.

 

            Vayamos al libro Escrito sobre el agua de Ana Belén Rodríguez, que nos ayudará a penetrar hasta el fondo en la poesía de Angel Sopeña.

 

 

Publicado en: El Diario Montañés, 1 de octubre de 2003






No hay comentarios:

Publicar un comentario