domingo, 13 de febrero de 2022

A JULIO SANZ SAIZ

 

PALABRAS EN HOMENAJE A JULIO SANZ SAIZ


 

 


 

 

            La vida de Julio Sanz Saiz aparece con claridad en mi memoria a partir del año 1953, cuando se inicio la publicación en Torrelavega de la revista Dobra. Julio fue en ella un colaborador asiduo y destacado desde el número uno, en el que se le presentaba como director artístico, hasta octubre de 1955 en que desapareció esta publicación. Su última colaboración fue una bella prosa a la que tituló Acuarelas otoñales.

 

            En aquel número primero que llevaba la fecha de junio de 1953, ya nos ofreció una visión emocionada de nuestra comarca en la que sonaba su alma de poeta, con la misma pasión con que lo iba a hacer siempre.

 

            En un escrito reciente de Juan José Crespo resaltaba su autor, con pleno conocimiento, las cualidades, las muchas buenas' cualidades que adornan a Julio, de las que entre otras cosas “tiene vocación de hacerse necesario” y en renglón siguiente habla de “su extraordinaria facilidad para recuperar la capacidad de maravillarse y abandonarse luego en los amorosos brazos de la vida”.

 

            Cuánta verdad se encierra en el artículo de Crespo, sobre la vida de, Julio Sanz Saiz y qué bellamente escrito.

 

            Pero aquel mundo literario pronto se le iba a quedar pequeño a Julio y su espíritu lírico se extendió por toda Cantabria: La Liébana (1976); El Valle de Cabuérniga (1983); El Vállle de Torrelavega (1983); El Real Valle de Reocín (1989); Tudanca y el Nansa (1990) al que subtituló Evocaciones y paisajes, con el que saltan a sus páginas las amistades que cultivó en La Casona de José María de Cossío, principalmente con su propietario; Ríos de Cantabria (1991)... En todos ellos trascienden impresiones líricas que han deslumbrado a nosotros, sus lectores.

 

            Todo este mundo de nuestra Cantabria por el que Julio ha pasado y del que hemos disfrutado con su lectura cuantos nos hemos acercado a sus páginas, nos hará contar siempre con estos testimonios. Y en especial en lo referente a la vida de nuestra comarca de Torrelavega que ha dejado marcada con su personalidad, su obra artística, su poesía y las amarguras circunstanciales de su vida familiar, que en todo momento nos han salpicado a todos como propias.

 

 


 

Publicado en:

El Diario Montañés y en el Alerta con distinto titular.

13 de mayo de 2002.

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