DON GABINO TEIRA HERRERO,
UN TORRELAVEGUENSE ILUSTRE
Mi relación con Don Gabino Teira tiene un primer encuentro personal que yo había olvidado. Fue en los años iniciales de la adolescencia y me lo trajo a la memoria su hijo Manolo; yo no lo recordaba. Me explicó que un día, cuando yo era alumno del Colegio del Oeste de Torrelavega, al pasar por delante del comercio de tejidos que tenían instalado en la calle La Estrella, me llamó don Gabino para encomendarme que llevara conmigo a su hijo Manolo al citado colegio, en el que le había matriculado. Así me lo contó hace muchos años el ya entonces doctor Teira.
¿Cómo se pudo borrar de mí memoria este hecho que, por circunstancias acaecidas en mí vida posterior, tenía que haber quedado grabado indeleblemente en mis recuerdos de la infancia? Cuando en 1998, tres años después de la muerte de su autor, Manuel Teira, se publicó el libro Perfiles de la ciudad, se reprodujeron en él unas notas inéditas que quedaron entre sus papeles personales, en las que se decía: “... el Colegio del Oeste, escuela a la que me llevó de la mano Aurelio García Cantalapiedra.” Entre él y yo había cuatro años de diferencia en la edad.
En aquellas fechas don Gabino era ya un convecino ilustre y con este criterio se le reconocía en el pueblo desde todos los niveles de la población por su destacada y afable personalidad. Nacido el año 1885, en Torrelavega, su entrega al ejercicio de diversos deportes le llevó muy pronto al de la gimnasia, fundando en la calle Hoyos un lugar apropiado para ello, y en 1907 una Sociedad Polideportiva que daría lugar a la creación del equipo de fútbol con el nombre de “Real Sociedad Gimnástica de Torrelavega”; de cuyo club fue primer presidente.
En los años veinte su vida discurrió orientada hacia actividades culturales y sociales. En 1926, cuando se fundó en Santander una sección del Club Rotario, se integró en ella, con la consideración que su destacada personalidad le otorgaba.
En aquella misma fecha cuando, un grupo de convecinos decidieron crear una entidad cultural en la localidad, su nombre figuró entre los que tenían este feliz propósito, formando parte de la Comisión Cultural que habrían de llevarlo a buen fin. Vencidas las dificultades iniciales, principalmente las de la necesidad de un local adecuado, el 13 de noviembre de 1927 se inauguraron oficialmente las actividades, presentándose la entidad con el nombre de “Biblioteca Popular”. Los primeros pasos los habían dado bajo la designación de “Sociedad Pro-Cultura Popular”, más apropiado para proyectar públicamente sus propuestas.
En aquel acto, el presidente de la entidad, don Ramón Miguel y Crisol, hizo público el ambicioso propósito que les guiaba, que presentó como
La peculiar labor que corresponde a este tipo de centros, promoviendo a todos los niveles un interés por la lectura, que se complementará con ciclos de conferencias, exposiciones de arte y otros actos que elevarán el nivel cultural de la población.
El 28 de marzo de 1928, en un reajuste de la Directiva de la Biblioteca Popular, fue nombrado Don Gabino Presidente de la entidad, cargo en el que se iba a mantener hasta agosto de 1937, cuando fue clausurado este centro cultural a la entrada del ejército franquista en Torrelavega.
A la Biblioteca Popular dedicó Teira desde el primer día, una parte importante de su vida, marcándola con su talento y su espíritu, desde todos los puntos de vista, labor en la que tuvo como colaboradores inseparables a don Pedro Lorenzo y a don Alfredo Velarde, hombres como él, entregados a la vida de aquella entidad.
La junta directiva que cuidaba de la vida de la Biblioteca Popular, se volcó en la consecución de una abundante y selecta biblioteca, que desde el primer momento fue complementada, como habían previsto, con la presencia en su local de exposiciones de arte y de ciclos de conferencias que alcanzaron importante nivel.
Destacó esta actividad en la vida de la Biblioteca Popular por la entrega desinteresada y permanente que Teira la dedicó y, sobre todo, por lo que supuso para la ciudad, que tiene que agradecerle lo que representó como firme vía hacia su desarrollo cultural. Cuando en 1988 su hijo y amigo mío, el doctor Teira, me honró prologando un libro mío sobre la historia de la Biblioteca Popular, en uno de sus párrafos decía:
La Biblioteca Popular no vino a llenar un hueco, sino que creó su propio espacio en el pueblo, en el que hizo una labor inmensa. Aquella pequeña población en la que solo había tres o cuatro escuelas elementales y una de Artes y Oficios, halló, de pronto, un manantial de saber donde todas las clases sociales acudían, y hallaban el ambiente propicio, y las personas adecuadas para empujar o encauzar esas ganas de saber.
Insisto en esta última frase, porque de ella puede deducir el lector la presencia constante en la Biblioteca Popular, durante las horas en que se encontraba abierta al público, de directivos a los que se podía acudir en consulta y, entre ellos, al propio Presidente. En otro párrafo del mismo prólogo, dice Manuel Teira:
En la Biblioteca se habló de arte, de literatura, de ciencias, de filosofía, nunca se habló de política ni de religión, aunque política y religión llenaban el enfervorecido aire de la España de aquella época.... De la escuela universal, de la Universidad que fue la Biblioteca, salimos muchos invadidos de ganas de saber, inundados de talante abierto y tolerante, y deseosos de ayudar.
De esto fueron testigos los vecinos que allí acudían diariamente, y creo que ayuda a entender la presencia de Don Gabino Teira en las filas del Club Rotario, en la dimensión más interesante de esta agrupación social.
Un complemento que creo que subraya el título de torrelaveguense ilustre con que encabezo estas líneas, fue su nombramiento como Presidente de la Diputación Provincial de Santander, en el año 1933, cargo que desempeñó hasta 1935 en el que es preciso resaltar, entre otras importantes decisiones, la creación del Museo Provincial de Prehistoria y la concesión de numerosas becas para artistas.
En los meses finales del año 1932, siendo vicepresidente de la Diputación Provincial de Santander y concejal del Ayuntamiento de Torrelavega, presentó en aquel organismo provincial una moción orientada a la consecución de un Estatuto común a las provincias castellanas, que fue bien recibido por sus compañeros de la Diputación. Con el fin de acercar su inquietud y propósitos en este sentido al público en general, dio cuenta de esta moción en una conferencia que tuvo lugar en el Círculo Mercantil de Santander, conferencia que se repitió en el Teatro Principal de Torrelavega en la mañana del 13 de noviembre. Era el momento en que las “autonomías históricas” (Cantabria, País Vasco y Galicia) se habían empezado a mover con fuerza en este sentido después de la proclamación de la República en España.
En un artículo publicado por José del Río Sainz, en La Voz de Cantabria, de Santander, bajo el seudónimo habitual de “Pick”, habla de sus amigos de Torrelavega y los localiza entorno a la Biblioteca Pupular, refiriéndose a Teira con estas palabras:
...es un hombre ejemplar que oculta en una vida de modestia y trabajo, una de las más sólidas culturas literarias, especializado en el estudio del descubrimiento de América.
Y en otro escrito posterior habla de él definiéndole como polígrafo:
.... espíritu avizor y siempre alerta; incansable rebuscador de libros, que sabe tanto de los descubrimientos y conquista de América como si en ella hubiera estado y como si hubiera sido lego a las órdenes de Fray Bartolomé de las Casas.”
Cuando don Ramón Menéndez Pidal estaba trabajando en la preparación de su monumental Historia de España, solicitó la presencia de don Gabino Teira, en Madrid, junto con el catedrático don Ciriaco Pérez Bustamante, para que tomaran parte en una reunión que había convocado a tal fin. En los primeros meses del año 1928 había dictado Teira un excepcional cursillo en la Biblioteca Popular, en diez lecciones, desde enero hasta abril, del que se hizo eco Víctor de la Serna en el periódico El Faro, destacando que “a las clases de mí querido amigo acuden obreros, menestrales, estudiantes y mercaderes”. Teira volvió sobre este mismo tema, ampliando sus lecciones en otro breve cursillo que tuvo lugar en el mes de marzo de 1936.
Finalizo estas líneas en las que he destacado principalmente la personalidad de don Gabino Teira entorno a las actividades de la Biblioteca Popular, entidad a la que dedicó parte importante de su vida, por la proyección que tuvo en el desarrollo social y cultural de Torrelavega. El texto que se pudo leer en un catálogo presentando la obra de una exposición de arte, en enero de 1936, en el salón de esta biblioteca, considero que es muy representativo en cuanto a la orientación que guiaba a sus directivos, en la que destacó su presidente:
Todas estas inquietudes sueltas, desperdigadas, tuvieron su punto de unión en Amigos del Arte, [ una sección creada en torno a la biblioteca] título amplio y soñador, un poco en discordia esos años que corren, en los que los niños y los hombres juegan imprudentemente a ponerse uniformes y a elogiar excelentemente las armas de fuego. Amigos del Arte representa para aquellos muchachos un paso espléndido en su vida de hombres: deseaban crear y no matar, producir y no destruir; un cuadro, un verso o una talla, eran valores superiores...
Había nacido en Torrelavega en 1885 y falleció en la misma ciudad el 21 de diciembre de 1961, dejando grabado su nombre en letras oro, en la memoria de sus convecinos.
Publicado como prólogo al libro que recoge los cuentos premiados en el Tercer Premio Literario de Relato Corto “Gabino Teira”. Convocado por el Club Rotario de Torrelavega y editado por el mismo Club.
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