martes, 7 de septiembre de 2021

José del Río Sainz vuelve a Torrelavega

                                             
                         José del Río Sainz vuelve a Torrelavega

 

            Con la novela «El Capitancito», coedición de la Universidad de Cantabria y el Ayuntamiento de Torrelavega vuelve el autor a nuestra ciudad de la manera más jubilosa que lo podía hacer: De la mano de una obra propia.

 

            De la vinculación de José del Río Sainz a Torrelavega, ya hemos tenido ocasión de escribir en fechas anteriores, reiterando la satisfacción con que Pick se acercaba desde Santander a Torrelavega, en cuantas ocasiones le eran propicias, para verse aquí con sus amigos. En uno de aquellos escritos lamentaba yo que los hombres de mi generación habíamos nacido tarde para confraternizar con él en Torrelavega. Mi generación tuvo que conformarse con tratar con el Pick ya entonces madrileño, en escapadas que hacía a Santander, donde aprovechaba las tertulias de café para poder encontrarse con los muchos admiradores y amigos que aquí había dejado. De estas escapadas, algunas se prolongaban hasta Torrelavega. Escondido tras de su pipa y de las gafas que ocultaban en parte unos ojos ya tremendamente gastados, nos deleitaba con algún recuerdo, siempre tierno y emocionado, siempre poético.

 

            El Pick de antes de la guerra civil había frecuentado Torrelavega, donde también contaba con numerosos e incondicionales amigos. A pesar de la frecuencia de estas visitas todas parecían la primera, porque en todas volcaba siempre su inigualable humanidad.

 

            Aquí tuvo entonces buenos amigos. Recordemos entre ellos a Pedro Lorenzo, cuya relación entrañable quedó reflejada insuperablemente en uno de sus «Aire de la calle» bajo el título de «El artesano inteligente». También estuvieron muy unidos a él Gabino Teira, presidente de aquella Biblioteca Popular, a la que Pick dedicó otro entusiasmado «Aire de la calle»; Alfredo Velarde, siempre leal amigo de sus amigos; el incomparable Chus Bilbao, aquel que con un comentario oportuno, como todos los suyos, provocó en Rafael Alberti la "Oda a Platko»; el doctor Bernardo Velarde, en cuyo refugió de Tanos se conserva grabado en una placa de pizarra un poema de José del Río, recordando una noche de cena, de vino y de amigos -fundamentalmente de amigos- cuyos versos me permito repetir:

 

"Noche! El caserío aislado.

unos amigos, la cena;

tan sólo el silencio suena

y con qué ruido sagrado».

 

            Es otra pieza de José del Río Sainz que Torrelavega guarda con el mismo amor y entusiasmo con que lo ha hecho con este inédito que ahora ha visto la luz gracias a los desvelos de, María del Carmen Gutiérrez Alonso y José Antonio González Fuertes en sus investigaciones en el Archivo Municipal local, donde se encuentra el original de «El capitancito». Había sido presentado por su autor al Premio Concha Espina de novela, convocado por el Ayuntamiento de Torrelavega, fallado en 1955, cuando su autor, como recuerda muy oportunamente Jesús Pardo en el prólogo de esta edición, «tenía setenta años y estaba desvalido y amargado; ansioso del apoyo moral y de alguna ayuda material de Santander» lo que, ajuicio del autor del prólogo, colabora a que el texto no llegue más allá de «un primer esbozo de novela» sin tiempo para una redacción definitiva.

 

            Nosotros -y lo digo muy dolido-, llegamos tarde al banquete, de su presencia joven. Sólo alcanzamos a verle en pocas ocasiones y a guardar en nuestra biblioteca sus libros dedicados. Uno de ellos, que me es particularmente muy querido, lleva la dedicatoria del autor, en la que me hizo el honor de unir mi nombre al de Pedro Lorenzo y al de Torrelavega, lo que ha dado lugar a que, si en alguna ocasión tengo que decidirme por salvar uno entre todos, sería el designado.

 

 


 

Publicado en:

El Diario Montañés, 7 de septiembre de 1998




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