lunes, 21 de diciembre de 2020

La dimensión humana de Hierro

 Hoy, 21 de diciembre, nos volvemos a acordar del amigo José Hierro. Para ello publicamos el artículo escrito por Aurelio García Cantalapiedra: La dimensión humana de Hierro. A la vez de traernos el recuerdo del poeta, nos trae a la memoria a Mauro Muriedas, que el próximo 8 de enero hará 30 años que nos dejó. Quizás sería oportuno hacer algo para que algunos lo recordemos y otros conozcan el artista que fue.

 

La dimensión humana de Hierro

 


 

            En agosto de 1991 publiqué un artículo, en este mismo periódico, con el título. «Encuentro de Torrelavega con José Hierro». Estaba reciente la concesión al poeta del Premio de las Letras.

 

            En aquellas líneas, en las que evocaba las relaciones amistosas de Pepe Hierro con Torrelavega en sus, relativamente frecuentes, visitas en esas fechas a nuestra ciudad, quedó fuera del texto publicado, por razones de espacio, las alusiones a Mauro Muriedas entre los que se citaban como felices acompañantes de Hierro.

 

            Fue el propio poeta quien; posiblemente como un reflejo de aquella omisión, me preguntó días después, estando en Santander: «¿Cómo fue lo de Mauro?», aludiendo a las últimas horas de la vida del escultor. Al relatarle yo lo penoso que había sido el tránsito hacia la hora última, lo recibió con un gesto dolorido, sin palabras, muy elocuente.

 

            Hoy, en esta celebración gozosa del Premio Cervantes, vuelve a mi recuerdo aquel artículo en el que recogí ciertas vivencias de la estancia entre nosotros de Pepe Hierro y surge el nombre de Mauro Muriedas con la fuerza que le concede el haber sido uno de los amigos más entrañables con los que había contado Hierro en Torrelavega.

 

            En un artículo publicado por el poeta el 13 de abril de 1949, se expresaba así, refiriéndose al escultor: «Son muchos años de tarea artística, muchos años haciendo decir a la madera lo que él quiere que diga, muchos años acostumbrado a no recibir, sino de tarde en tarde, vagas palabras de estímulo ... (como el astro, sin precipitación y sin descanso) ... Mauro Muriedas es una especie de rey Midas de Torrelavega: Cuanto toca con su gubia se le convierte automáticamente en escultura ... »

 

            Aquella pregunta resultó un nuevo encuentro con el escultor, esta vez emocional, que completó los recuerdos de los que daba cuenta en mi artículo. En todo momento el acercamiento del poeta a la recia humanidad de Mauro, estaban presentes las dos vertientes, la humana y artística. Y en Mauro estaban presentes las dos vertientes, la humana y la artística. Y Mauro, desde su retraimiento, desde su timidez, había correspondido siempre con cordial generosidad a las muestras de afecto del poeta.

 

            He traído a colación este encuentro de Hierro con Mauro Muriedas y Torrelavega, para unir en él al poeta con nuestra ciudad. Sé que, algunos otros puntos geográficos pueden también presumir de lo mismo, incluidos libros completos de poesía (el reciente “Cuaderno de Nueva York”), pero la relación de Hierro con Torrelavega ha ido más allá, tocando lo humano, sobre todo.

 

            No está lejos su última presencia, en la que ocupó lugar de honor en el salón de Plenos del Ayuntamiento, dejando memoria imborrable entre los asistentes a aquel acto y en los que le siguieron, que ha llevado a nuestra alcaldesa a sumarse con auténtica emoción y cariño, mediante escrito a José Hierro, con motivo de la concesión del Premio Cervantes.

 

 


 

Publicado en:

El Diario Montañés, 13 de diciembre de 1998

 


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