martes, 24 de noviembre de 2020

49 años de PEÑA LABRA

Hoy, 24 de noviembre, se presentaba al público la revista "PEÑA LABRA pliegos de poesía. En la primera página se pudo leer este artículo que iba sin firma. Nadie duda de que es de Aurelio García Cantalapiedra, su director 



Presentación


         ¿Qué es y qué pretende PEÑA LABRA?
         Qué es. La INSTITUCION CULTURAL DE CANTABRIA, es un organismo de la Diputación Provincial de Santander, por el que ésta viene encauzando sus actividades relacionadas con la cultura. Una serie de Institutos, cada uno especializado en una faceta, son los encargados de hacerlo realidad. Estaba previsto, desde el primer momento, la puesta en marcha de una revista poética que, hija predilecta de la Institución, la diera el tono lírico y, si queréis intranscendente, que toda obra importante necesita para que los ojos y el cerebro, fatigados por el rigor de lo científico, descansen en sus aguas.

         Qué pretende. Ya lo habéis leído; ser remanso y oasis lírico en las actividades de la Institución. Espejo claro para los cantos de los poetas nuevos. Páginas estremecidas que levanten el secreto de lo cotidiano por su lado más vulnerable, el poético, y que, como siempre, resulten vislumbre de lo porvenir, que es la misión más alta del poeta. Todos tendrán cabida en sus hojas para este menester y a todos acudimos en una amplia y generosa llamada.

         En nuestra presentación, queremos dejar constancia de afecto y gratitud a las revistas que nos precedieron en nuestra provincia: desde La isla de los ratones, de Manuel Arce, última desaparecida, hasta el alto magisterio de la inolvidable Carmen, de Gerardo Diego; Proel y su equipo inigualable, que dejaron honda huella cultural, El gato verde, de Alejandro Gago, de tan corta vida ...

         Lo demás, lo que nos deparen los días, ya lo iremos viendo. Nacemos con entusiasmo y esto creemos que ya es bastante para empezar.



Publicado en:
El nº 1 de la Revista Peña Labra. Otoño 1971





domingo, 22 de noviembre de 2020

Romanticismo musical


En marzo de este mismo año inserté en este blog el primer escrito que Aurelio García Cantalapiedra había publicado sobre Torrelavega. Hoy traigo a estas páginas el primer escrito que leyó en público. Quizás haya algún otro, pero eso yo lo desconozco. Se trata de la presentación, en nombre a la asociación Los Amigos del Arte, de un acto en honor de Santa Cecilia.

Romanticismo musical



Sras. y Sres., amigos todos:

         El grupo organizador de LOS AMIGOS DEL ARTE, a quien represento en este acto, tiene 1a satisfacción de comunicaros que ya han sido aprobados por la Superioridad, los Estatutos que han de regir la vida de esta Sociedad.

         Y he aquí, antes de dar forma concreta a la misma, nuestro primer acto.

         Es nuestro propósito, como en aquellos Estatutos se dice, el fomento del Arte en esta ciudad, en todas sus manifestaciones y proporcionar a los artistas locales toda clase de apoyo. Con conferencias, exposiciones y actos como el de hoy, elevar al rango que merece, el nivel artístico de Torrelavega. Sin excesivas pretensiones, pero con deseo de superación. Los actos organizados con anterioridad a éste, cuando todavía no tenía vida oficial la Sociedad, han sido pasos en el mismo sentido: el homenaje a nuestro querido José Luis Hidalgo, las exposiciones locales y provincial de Arte, el recuerdo de Antonio Machado en esta misma sala, son los prolegómenos en los que nos apoyamos.


         Tenemos la suerte de iniciar nuestra vida oficial bajo el signo del Romanticismo. Esto es un símbolo. Implícita en nuestros propósitos fundacionales, está la idea de que ser romántico, no solo no es cursi, como opinan los que no son capaces de llegar a ello, sino que es una forma bella de vivir. El dominio del espíritu sobre la materia en todas las manifestaciones de la vida, en las Bellas Artes, y en los negocios, harían más feliz la humanidad. Conozco un comerciante de esta localidad, de los más importantes, que me decía un día con gran satisfacción: “Mi negocio no ha conocido el estraperlo” ¡Qué tire la segunda piedra quien esté capacitado!

         Este es nuestro más lejano objetivo. Ya sé que es una utopía, pero por eso le hemos hecho nuestro. Queremos que nuestros convecinos, no sólo asistan a conferencias, conciertos, exposiciones, sino que también modifiquen sus escaparates, que traten de dar a todo cuanto les rodea, un poco de belleza, pues con ello, les podemos asegurar, serán más felices. Que llegue el día en que, en Torrelavega, no se de el espectáculo vergonzoso, que he presenciado recientemente en Santander, en una sala de cine, al proyectar una de las mejores películas que ha dado el séptimo arte, “Maclovia”, del Director mejicano Emilio Fernández, que fue silbada y pataleada, sin el menor asomo de sensibilidad y ni siquiera de educación. Con estos propósitos, iniciamos hoy, como os decía al principio, nuestra vida oficial, invitándoos, al propio tiempo, a que acudáis a la reunión que se celebrará en esta misma sala en el curso de esta semana, para poner en marcha la Sociedad.

         Sin un fastuoso piano de cola, pero con el entusiasmo, la maestría y la humildad que en sus conciertos íntimos les ha guiado, la “Agrupación Local de Música Clásica”, base de nuestra Sección de Música, nos ofrece hoy las primicias de su repertorio romántico. Rosita Teira contribuye a la belleza de este acto, con la suya y con sus recitales. Y Julio Maruri, poeta en primera fila de la generación actual y magnífico conferenciante, nos prepara magistralmente para llegar al concierto.

         A ellos y a vosotros por vuestra asistencia, y en especial a Luis Pando, dueño de esta Sala, nuestro agradecimiento.




 Leído en la presentación de la conferencia-concierto celebrada con motivo de la festividad de Santa Cecilia por la asociación Los Amigos del Arte, en la Sala Tablanca del café España de Torrelavega el 22 de noviembre de 1949.


martes, 17 de noviembre de 2020

Homenaje a Francisco Brines

Saliéndome del tema habitual de este blog, quiero unirme a las felicitaciones a Francisco de Brines por la merecida concesión del Premio Cervantes. Para lo cual les hago llegar a ustedes, desde este humilde blog, el manuscrito de Francisco de Brines que se publicaron en la Revista Peña Labra nº 57 en primavera de 1986. En este mismo número, podemos encontrar también, una serie de trabajos sobre la poesía de Brines y un encarte con su poema manuscrito: El oro adolescente.

Francisco Brines colaboró también en el número 4, homenaje a Gerardo Diego, con un trabajo titulado: Una mirada nueva para Gerardo Diego.













jueves, 12 de noviembre de 2020

PROEL en la vida cultural de Santander

    



         Cuando en el verano de 1973 se publicó un número monográfico de la revista Peña Labra dedicado a PROEL, por sus páginas volcaron la nostalgia algunos de los que, casi treinta años antes, habían sido promotores y colaboradores activos de aquella revista. Guillermo Ortiz, Leopoldo Rodríguez Alcalde, Julio Maruri, Enrique Sordo y María Teresa de Huidobro; el director que fue de la revista recordada, Pedro Gómez Cantolla; la del entusiasta e imprescindible mecenas Joaquín Reguera Sevilla,... Sus escritos revivirían, para las nuevas generaciones, lo que había sido aquel encuentro de mocedad que, como un milagro, irrumpió en un Santander en el que el conservadurismo consuetudinario parecía seguir marcando la vida de sus habitantes.

 

            "No hay duda que el distanciamiento afectivo permite ver las cosas con mayor objetividad", escribía Pedro Gómez Cantolla en el Peña Labra citado. "La galopada juvenil -continuaba- necesita el regreso y la serenidad del tiempo remansado para que los hechos puedan enjuiciarse con una cierta perspectiva histórica".

 

            Había pasado el tiempo que se admite como el ocupado por una generación y la historia que lo recreaba lo hacía con serenidad. Hoy, a la distancia de medio siglo, el veredicto es el mismo. La presencia de PROEL en Santander estuvo llena de fructíferas resonancias, en un tiempo en que todo parecía difícil; más en el mundo de la cultura.

 

            Que Santander, en una época como aquélla, en la que, como las demás capitales españolas pasaba por las duras penalidades de la postguerra, pudiera alcanzar el nivel intelectual a que llegó entonces, ha sido un hecho no fácil de comprender en un primer acercamiento. Agravado en nuestro caso particular por el tremendo incendio que había destruido una parte importante de la ciudad pocos años antes.

 

            ¿Cuales fueron las circunstancias que dieron lugar a este fenómeno cultural? Fundamentalmente tuvo su razón en la presencia en la ciudad de grupos de personas con afanes culturales, que encontraron en el gobernador civil, Joaquín Reguera Sevilla, el mecenazgo generoso para cuantas actividades de este tipo le fueron propuestas por algunos de aquellos grupos.

 

            PROEL fue grupo pionero en este despliegue en los años centrales del siglo. Detrás, o contemporáneos, vendrán el "Saloncillo de Alerta", las publicaciones de La Isla de los ratones y la galería de arte Sur, de Manuel Arce; la Escuela de Altamira, con proyección internacional; las actividades del Ateneo; otros grupos intelectuales que se movían en torno a la Biblioteca Menéndez Pelayo, en el domicilio del Ateneo, en el Centro de Estudios Montañeses... Enseguida la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

 

            Dan fe de ello y rubrican esa actividad, su proyección en el más de un centenar de libros de creación y ensayo que aquí se publicaron, y el que dentro de tan importante cantidad encontremos, como autores de ellos, a algunos de los más prestigiosos escritores de entonces, junto a otros que, en el medio siglo que ha transcurrido, han pasado a ocupar hoy un puesto preeminente en la vida intelectual española. Gregorio Marañón, Julián Marías, Enrique Lafuente Ferrari, Eugenio d'Ors, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Camilo José Cela, Ricardo Gullón, Eugenio Frutos, Jesús Pabón, Luis Felipe Vivanco, Antonio Ballesteros Beretta, José María de Cossío, Carlos Barral, Blas de Otero, Gabriel Celaya, Claudio Rodríguez, José García Nieto... y nuestros José Hierro, José Luis Hidalgo, Julio Maruri, Carlos Salomón... forman parte de la relación de nombres que avala el prestigio de aquellas colecciones de libros. Fue precisamente este esplendor editorial el que llevó al conocimiento del resto del país el desarrollo intelectual que se estaba produciendo en una de las ciudades de la periferia española.

 



 

 

Publicado en:

El Diario Montañés el 12 de noviembre de 1994