sábado, 22 de agosto de 2020

Aniversario del fallecimiento de Jesús Cancio

En el aniversario de su muerte
Recuerdo del poeta Jesús Cancio




         La vida de Jesús Cancio, como la de tantos miles de españoles de su época, quedó dividida en tres etapas importantes: los años anteriores a la guerra, la guerra y los años que siguieron a ésta.

         Cada uno de estos periodos fue tan distinto a los otros, que puede decirse que constituyen tres vidas independientes; llevadas por una misma persona, pero con un espíritu tan diferenciado en cada una de ellas, que las hace radicalmente distintas.

         Antes de 1936, la vida de Cancio tiene una localización, Comillas, y una manera de vivirla, la poesía. Para Jesús todo lo que le rodea se transforma en poesía: el mar Y sus tragedias y alegrías; los amigos, el paisaje... Preferentemente el mar. Lo que no sea Poesía o no tenga relación con ella, no le vale. Es la hora hermosa de "Olas y cantiles ". del "Romancero del mar" con las ilustraciones de Ricardo Bernardo, de la visita de García Lorca al poeta en Comidas, de la que a Cancio le quedaría el recuerdo inolvidable de un paseo por la playa en el que Federico, ante la naturaleza y él amigo, dejó volar el entusiasmo y la poesía. Es la época del retrato de Quirós, del retrato de Ricardo Bernardo, de la cabeza en piedra que le hizo Jesús Otero.

         Sus ojos, ya dañados, todavía le permiten moverse con soltura y gozar de las cosas que le rodeaban. Cancio vive entregado a su obra y a sus amigos y canta y llora con ellos. Nótese bien esto, porque la época que viene después se diferenciará en una forma ostensible. Mientras ahora las sensaciones tienen fundamentalmente una dirección fuera-dentro, a partir de 1936 serán de sentido contrario. Le llega tan profundamente lo que ocurre a su alrededor, lo que le ocurre a el mismo, que su poesía deja de ser objetiva —narrativa más bien, en muchas ocasiones—, para convertirse en doloridamente subjetiva. Son tantas las cosas que le afectan a él y a sus amigos, que su musa no podrá ya eludirlas. Y la poesía de Cancio se torna melancólica. Todos sus Poemas, a partir de este momento, cantan desde dentro.

         En el período de la guerra, que para él como para muchos, se prolongaría hasta los primeros años de la postguerra, sufre personalmente las consecuencias de ésta. En este momento le conocí. Yo llevaba entonces muy cercana la lectura de Lorca y sabía de memoria muchos versos de la obra dramática de este poeta que en las horas angustiosas y largas de entonces me hacía repetírselos. Era "la fuente fresca" que manaba junto a él, solía decirme.

         Este período pasó y Cancio tuvo la suerte de caer en manos de la familia Corona. Con ellos, singularmente con Luis, vivió años de afectos que le compensaron de muchos sinsabores. Volvió a ser un hombre feliz, pero su poesía había sido tocada hondamente en los años anteriores y acusó hasta el final la tristeza de la guerra.

         A Jesús Cancio, como a Manuel Llano y como a tantos hombres de espíritu sensible, nuestra guerra civil les hirió para siempre. Algunos, como Llano, no pudieron resistir la tragedia y murieron en ella. Otros. como Cancio, la sobrevivieron, pero heridos de muerte.

         El 22 de agosto de 1961 dejó de existir. Murió en la casa de los Corona, en Polanco, junto a la cajigona de Pereda y fue enterrado en Comillas. Su sepultura está junto a una vieja puerta por la que se sale al mar. A su mar.




Publicado en:
El diario Alerta el 7 de agosto de 1968
Reproducido en el libro Cuatro Amigos, Editado en 1969


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