sábado, 21 de marzo de 2020

DÍA DE LA POESÍA

Recuerdo de Ángel Laguillo
(Un poeta para el “Día de la Poesía”)




            El año 1969 publicó Ángel Laguillo su primer libro, “Antología del Mar”, que iba a ser el único que diera a la imprenta. Por una coincidencia feliz para quién esto escribe, fui “culpable” de su edición, así como autor de las breves líneas que con intención de prólogo, preceden en él a sus poemas. De la dedicatoria que escribió en mi ejemplar es esta frase: “Amigo y compañero de esta nave, en la que navegaremos siempre juntos por el mar”. Se anudaba así una vieja relación que venía desde los años de la escuela primaria, en Torrelavega, en la que fuimos condiscípulos Angel Laguillo, José Luis Hidalgo y yo, que se prolongó en los tiempos que siguieron a aquellos, a caballo siempre de la poesía.

            Una circunstancia, de la que me tengo que acusar como único culpable, dio lugar a que éste ejemplar del libro que me dedicó, haya estado fuera de mi alcance muchos años. Le he recuperado muy recientemente, añadiendo un cierto misterio a aquel extravío por haber sido en fecha tan próxima al Día de la Poesía de este año 1998. Con él se han avivado en mi memoria recuerdos de aquella amistad en los que destaca la singular personalidad de Angel Laguillo. Su excesiva modestia
nos ha privado de que podamos tener a nuestro lado más abundante obra literaria de este poeta. Sus versos, creados desde tan delicada sensibilidad, vueltos a leer ahora después del paso del tiempo, me han confirmado en que la intención del autor de navegar siempre juntos por el mismo mar se ha cumplido, así como su deseo de vida en común en la poesía. Aquí esta nuevamente su “Antología del Mar” para confirmar que por encima de ausencias imprevistas, los hilos que han unido su poesía conmigo no se han roto. Las líneas que escribí hace ya casi treinta años en el prólogo del libro, siguen vivas, a pesar de su muerte: “...después de la escuela primaria la otra escuela, la de la vida –y la guerra civil- hicieron lo demás. Pero siempre Laguillo lo refirió a la poesía; es más, creo que para él todo ha sido primero poesía, fundamentalmente poesía”. Aun cuando jugara, a veces, con sus palabras y sonora risa, a confundirnos.

            Guardaba avaramente para él solo sus versos, salvo breves y muy puntuales salidas en publicaciones locales, hasta que a los cincuenta años de edad llegó el momento de romper aquella campana de cristal, con la publicación de unos pocos poemas asombro de los lectores. que causaron el asombro en los lectores. Poemas envueltos entre hallazgos verbales sorprendentes y una  conmovida lírica, de la que en ocasiones se escapan eternos problemas que reflejan la misma angustia poética que aparece en otros poetas de su misma generación. Como en aquellos ocho versos del breve poema que forma parte de su libro:

Si tú a Dios no quieres contemplar,
de Dios no sentirás tú la mirada,
y si quieres a Dios oír hablar,
háblale con tu voz enamorada.

Si no le das al mar lo que es del mar,
no esperes que la mar te dé a ti nada.
Si no llegas aquí para soñar,
a cal y canto la verás cerrada.


Ángel Laguillo había nacido en Viérnoles (Torrelavega), el año 1919 y murió en Santander en 1992.


Publicado en: El Diario Montañés, 21 de marzo de 1998


Publicado en: El Diario Montañés, 21 de marzo de 1998

No hay comentarios:

Publicar un comentario