AL AMIGO JOSÉ HIERRO REAL
Aquí estamos este 21 de diciembre, dispuestos a que no llegue la nada.
Dispuestos a dejarnos acariciar por el recuerdo de la amistad. Que aquellas galernas que
llegaban a la casa de tus amigos con tu presencia; no se queden en brisas, en
silencio… en NADA.
Allí, en Nayagua, tú quisiste que resonaran eternamente mis palabras:
Y cuando, un día como hoy de hace 17 años, llegó el momento
de la nada, escribí:
Nos fuiste entregando la vida muchas veces a
familiares y amigos. Hoy ya se ha acabado tu triste juego. Aquel tránsito del
dolor a la alegría de que nos hablaste en uno de tus libros y la felicidad que
con tu presencia nos inundaba, ha cambiado para nosotros ahora su camino, así
como los años de vino y rosas de entonces contigo.
Vuelves ahora a tu reino, la mar; buscando
sentido al tiempo. Has alcanzado aquel día en que la música de estas olas nos
ha apagado tu voz para siempre. Y las alucinaciones, ¿te esperaban ahí, en las
aguas tantas veces soñadas? Las alucinaciones que en tantas ocasiones
embargaron tu verso, ¿se han cerrado en esta mar que llenó tu vida? ¿Te ha
llegado el momento en que la música de estas olas apague tu voz para siempre?
Hemos ido ahora a la orilla de la mar,
mirando ávidamente cada ola que llegaba hasta nuestros pies, tratando de
volver a encontrarte en ellas. Si, aquel tránsito del dolor a la alegría de que
nos hablaste ha cambiado el camino.
En los últimos años te refugiaste en un
litoral desconocido, son tus palabras. Pero el mar Cantábrico no te abandonaba
y aquí estás para siempre, entre nosotros. Ahora, como tú querías, este mar que
es tu jardín, te abraza eternamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario