Tal día como hoy; 10 de septiembre, pero de 1954, en el Taller de Artes Gráficas de los Hermanos Bedia de Santander, se ponía el colofón a la segunda edición del libro “Los muertos”, del torrelaveguense José Luis Hidalgo. La editorial también tenía su sede en Torrelavega, Ediciones Cantalapiedra. Era el primer libro de esta editorial que se ponía en marcha de manos de un canario, Pablo Beltrán de Heredia; y de un torrelaveguense, Aurelio García Cantalapiedra. Pocos días después este último, bajo el seudónimo de EQUIS, publicaría en el diario Alerta este artículo:
“Los muertos”, de José Luis Hidalgo
Hace unos días se comentaba con júbilo en este mismo lugar del periódico la aparición de un libro sobre Torrelavega, editado en Torrelavega y escrito por un vecino de Torrelavega tan querido como es el doctor Fernández Escalante. Los escaparates de los establecimientos del ramo se ven hoy llenos de ejemplares de este libro que contiene todo datos tan curiosos sobre la vida de nuestra ciudad en este medio siglo transcurrido.
Y hoy nuevamente tenemos que echar al aire las campanas para celebrar la aparición en las librerías de otra obra de un torrelaveguense, hecha por una editorial de nuestra localidad. Se trata de la segunda edición del libro "Los muertos" de José Luis Hidalgo, de Ediciones Cantalapiedra.
En la faja que abraza el libro está impresa una frase del poeta Vicente Aleixandre, que dice por si sola bastante más de lo que podíamos escribir nosotros en este comentario: "¡Qué buena idea la de hacer este libro, que estaba realmente haciendo falta!".
José Luis Hidalgo, el poeta que todavía no ha sido valorado lo suficiente por el gran público, está admitido ya por la crítica nacional de más altura como una las principales figuras del Parnaso español contemporáneo. Su libro "Los muertos" que hoy se reedita, se agotó en el plazo de un mes cuando salió por primera vez, en circunstancias dolorosas que todos recordamos con emoción pues en alucinante carrera con la muerte llegó a manos del autor el mismo día de su fallecimiento. Un ejemplar de aquella tirada, el primero, marchó con el poeta la tumba y un nimbo romántico rodea desde entonces a autor y libro.
Sus poemas, dentro de una línea auténticamente española, quedan al margen de ismos. El salto prodigioso desorientación que caracteriza a los poetas de su época, se entronca con el Unamuno batallador e inquieto, y su libro que hoy comentamos es una lucha constante por encontrar la verdad a la que parece llegar, pero que también parece que se escapa, en aquellos versos que cierran el libro:
Miro mis manos, trastornado,
y no lo puedo comprender.
Que nuestra vida cultural marcha en sentido ascendente con la economía, queda bien patente con estas ediciones a que nos referimos; con la revista "Dobra" y con las frecuentes manifestaciones artísticas que se celebran.
EQUIS
Publicado en:
El diario Alerta, en el apartado "Meridiano del Cántabro" el 9 de octubre de 1954, bajo el seudónimo de EQUIS.
Insertado en el libro: Torrelavega de Historia, Literatura y Arte 2006
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