domingo, 14 de enero de 2024

In Memoriam 2024

 

No podemos de olvidar la fecha de hoy, 14 de enero, 14 años de la despedida. Para ello traemos las palabras emocionadas y de agradecimiento que un enero de 1985 pronunciaste en el nombramiento de miembros honorarios del claustro de profesores de Colegio José Luis Hidalgo de Torrelavega de:

 don Gabino Teira, don Pedro Lorenzo y don Alfredo Velarde


El Claustro de profesores de este Colegio ha decidido conceder el titulo de Miembros Honorarios del mismo, a don Gabino Teira, don Pedro Lorenzo y don Alfredo Velarde, en merito a la trascendencia de su presencia intelectual en la vida y en la obra de José Luis Hidalgo, título que, desgraciadamente, tiene que ser con carácter póstumo.

No podían faltar estos tres nombres a la hora de distinguir a las personas que han dedicado alguna parte de su vida al conocimiento de la personalidad y la obra del poeta. En este caso su importancia fue mayor, si cabe, pues fueron mentores y maestros suyos en los años cruciales de la adolescencia. Creo que la decisión del Claustro del Colegio es significativa, pues se reconoce así el interés que tiene para el futuro del hombre un Magisterio brillante y sabio.

José Luis Hidalgo, dio sus primeros pasos por el camino de la literatura y el arte, en la Biblioteca Popular de Torrelavega, que estaba regida en sus cargos principales, por Teira, Lorenzo y Velarde. En 1.934 con catorce años de edad, ya era asiduo visitante y voraz lector en este centro. Los conocimientos que fue adquiriendo a través de una lectura siempre apasionada, se completaron con el inteligente asesoramiento cultural de estos tres hombres singulares, maestros también de ciudadanía ejemplar.

“Ciudadano ejemplar” fue precisamente el titulo que se empleaba en una nota aparecida en 1.934 en el semanario El Impulsor, para referirse a Gabino Teira, con ocasión de ser nombrado entonces Presidente de la Diputación Provincial de Santander. Era el reconocimiento escrito de lo que había sido siempre el reconocimiento público de sus convecinos. Se confirmaba en el texto de esa nota, las virtudes e inteligencia del hombre que había llegado a la más alta magistratura provincial partiendo de su discreta ocupación de “tendero”, como a él le gustaba definirse por su negocio de comercio de tejidos. Bajo aquella humilde definición había una de las cabezas mejor dotadas de su tiempo.

Sus conocimientos de Historia y dentro de esta especialidad, en la rama de Historia de América, eran muy superiores a los de muchos profesores de la Universidad de aquellos años. Esta capacidad y cultura, los volcó con un entusiasmo excepcional en la puesta en marcha y posterior vida de la Biblioteca Popular, constituyendo un ejemplo para los jóvenes que en aquellos ya lejanos años tuvimos la suerte de disfrutar de su presencia y aprender a su lado. José Luis Hidalgo reconoció siempre aquel magisterio de lo divino y lo humano con profunda gratitud por cuento le debía su vida y su obra.

Como reconocía también el poeta la presencia impagable de Pedro Lorenzo. En la dedicatoria del libro que publicó con el título de RAIZ en 1.944, quedó testimonio de ello: “Para mi amigo Pedro Lorenzo, -escribió en el ejemplar que le había enviado-, en recuerdo de los viejos tiempos en que tanto me enseñó”; testimonio que había tenido su antecedente en una carta de Hidalgo a Lorenzo escrita poco antes, en la que le decía: “Guardo buenos recuerdos suyos de aquellos tiempos de la Biblioteca y hasta creo que es usted el culpable en gran parte de los rumbos señalados a mi vida”; naturalmente, con un culpable subrayado, para evidenciar el cariño de la expresión.

El mas honesto testigo de la vida provinciana de esos años, José del Rio Sainz, “Pick”, escribió de Pedro Lorenzo en un artículo de 1.928: “Su biblioteca y su colección de cuadros modernos, dicen bien claramente todas las posibilidades de cultura y de gusto que hay en él”. Pedro Lorenzo fue siempre un exquisito gustador de la literatura y el arte, en los que refugio sus amarguras en los años de la guerra civil española y en los de la posguerra.

Un tercer hombre se une hoy al de los dos citados, en el reconocimiento público a su labor entusiasta e intelectual desde la Biblioteca Popular de Torrelavega y en esta influencia sobre José Luis Hidalgo de que vengo hablando. Me refiero a Alfredo Velarde, muerto no hace todavía mucho tiempo en su Chile natal. Velarde ejercía en ella el cargo de bibliotecario y sus amplios conocimientos de la literatura propiciaron que la selección de obras que se iban incorporando a sus estantes fuese muy cuidada, siendo un asesor muy cualificado en la orientación de nuestras lecturas. José Luis Hidalgo fue uno de los predilectos de Velarde y quien supo adivinar en los años todavía inmaduros del poeta, todas las posibilidades intelectuales que había en él. En una carta que me escribió desde Chile, poco después de la muerte de Hidalgo, hacía una larga referencia a aquellos años y al poeta muerto: “Le conocí de niño, creció entre nosotros -son sus palabras- y habló y pintó y poetizó entre los gastados bancos de la Biblioteca Popular”.

Creo que no son necesarias más palabras para justificar la decisión del Claustro de Profesores de este Colegio de recibirlos como miembros honorarios del mismo, reconociendo así, la importancia de su influencia de la formación personal y cultural de José Luis Hidalgo.